
Hasta 500 kilómetros solo para repostar. La pesadilla de los propietarios de coches a hidrógeno
El cierre de la única estación de hidrógeno en Oslo obliga a los conductores de coches con pila de combustible a recorrer 500 km hasta Trondheim. Solo nueve nuevos coches se han matriculado en un año y el futuro del hidrógeno como alternativa al coche eléctrico se tambalea. La red actual es prácticamente inexistente, y lo peor, está menguando en vez de crecer.

Los conductores de coches de hidrógeno en Oslo se han quedado sin su única estación de repostaje. La situación actual obliga a recorrer 500 kilómetros hasta Trondheim para llenar el depósito, lo que supone que aquellos que no vivan en esa localidad tienen en la práctica imposible el usar sus vehículos.
Hasta ahora, las hidrogeneras habían sido una ventaja comparativa frente a los puntos de recarga eléctrica, al permitir repostajes rápidos similares a los modelos de combustión. El problema es que la red no solo no ha crecido, sino que en los últimos años varias empresas han cerrado sus instalaciones.
La única estación que ofrecía hidrógeno en el área de Oslo ha cerrado de forma temporal, según ha confirmado los medios noruegos. Aunque se trabaja en su reapertura, no hay fecha concreta para la reanudación del servicio, lo que deja en una situación límite a los cerca de 200 propietarios de coches de hidrógeno en el país, la mayoría concentrados en la capital, que ahora deben conducir horas para repostar sus vehículos, y luego volver a consumir es autonomía en volver.

Actualmente, la única alternativa disponible es recorrer más de 500 km hasta Trondheim, donde opera una estación propiedad de la empresa Asko. No obstante, esta no está abierta al público general, ya que su uso se reserva principalmente a los camiones de la compañía. Para repostar allí, los conductores deben firmar previamente un acuerdo con Asko. Otra opción aún más remota es la nueva estación que Vireon ha instalado en Hellesylt, lejos de los principales centros urbanos.
La situación refleja el estado crítico del hidrógeno en Noruega. Solo nueve nuevos coches de hidrógeno se han matriculado en el último año, y actualmente el único modelo a la venta es el Toyota Mirai, con una autonomía homologada de 650 km. Esto significa que, en la práctica, ningún conductor fuera del radio de Trondheim puede utilizar su coche con normalidad, lo que plantea serias dudas sobre la viabilidad de esta tecnología como alternativa al coche eléctrico.
A pesar de estas dificultades, el Norsk Hydrogenforum continúa defendiendo el papel del hidrógeno como complemento a la electrificación del transporte. Pero los hechos apuntan en otra dirección: sin una infraestructura mínima y estable, el hidrógeno para turismos es totalmente inviable en uno de los países más electrificados del mundo.
España cuenta actualmente con 11 estaciones de repostaje de hidrógeno, de las cuales 2 son de acceso público y las 9 restantes están reservadas para uso privado en flotas industriales o logísticas. Algo que nos indica de una forma clara el fracaso de la tecnología en el apartado del transporte, tanto ligero como pesado, donde las alternativas eléctricas a baterías se han posicionado como mucho más eficientes, económicas y operativas.