La carga bidireccional no daña la batería y además te genera ingresos

Una nueva investigación demuestra que la carga bidireccional cuida la batería del coche eléctrico y puede generar ingresos de más de 600 euros al año. Frente a la carga inmediata, el uso inteligente y V2G reducen el desgaste y mejoran la eficiencia del sistema eléctrico.

La carga bidireccional no daña la batería y además te genera ingresos

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Publicado: 05/08/2025 11:54

Uno de los grandes temores a la hora de comprar un coche eléctrico es la degradación de la batería, el componente más caro del vehículo. Sin embargo, una nueva investigación liderada por la Universidad Técnica de Aquisgrán (RWTH Aachen), en colaboración con The Mobility House, aporta resultados sorprendentes: la carga bidireccional no solo no daña la batería, sino que puede llegar a alargar su vida, además de generar ingresos.

El estudio comparó tres escenarios: carga inmediata tras cada uso, carga inteligente (teniendo en cuenta el estado de la red y la batería), y carga bidireccional con uso tipo vehicle-to-grid (V2G), es decir, utilizando el coche eléctrico como almacenamiento energético que puede devolver energía a la red en momentos clave.

Cargar inmediatamente tras cada uso: lo peor para la batería

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Según los resultados del estudio, la práctica de cargar de forma inmediata y completa tras cada trayecto es la que más deteriora la batería. Mantenerla durante largos periodos en estados de carga altos y sin optimizar los ciclos provoca una aceleración del envejecimiento de las celdas. A esto se suma el impacto negativo en la red eléctrica y la falta de beneficios económicos derivados del uso de la batería.

En cambio, la carga inteligente (V1G) que adapta la potencia de carga a la situación de la red y al estado del propio acumulador, reduce notablemente la degradación. Según el estudio, la diferencia en capacidad útil tras diez años puede llegar al 6,8%, lo que equivale a 3,6 kWh adicionales, o unos 22 kilómetros más de autonomía.

Además, este tipo de carga permite optimizar el coste energético: los usuarios podrían ahorrar entre 200 y 400 euros al año solo por programar mejor la carga del coche, aprovechando tarifas más baratas o momentos de menor demanda.

Con carga bidireccional, la batería sufre poco y el bolsillo lo nota

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El mayor potencial, tanto técnico como económico, se encuentra en el uso bidireccional de la batería. Es decir, permitir que el coche eléctrico no solo se cargue, sino que también pueda alimentar el hogar o verter energía a la red en momentos de alta demanda.

El estudio ha demostrado que, incluso tras diez años de uso en modo V2G, la pérdida de capacidad adicional es mínima: entre 0,9 y 3,1 kWh, según el tipo de celda. En términos de autonomía, eso supone apenas entre 6 y 19 kilómetros menos.

Sin embargo, los ingresos potenciales superan los 600 euros al año, gracias a la participación del coche en servicios energéticos. Para el estudio se tomó como base una batería de 52 kWh, con una energía gestionada anualmente de 4,70 MWh.

V2G: barreras técnicas y necesidad de impulso político

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Pese a los buenos resultados, los investigadores advierten de que el despliegue generalizado de esta tecnología aún enfrenta obstáculos. Muy pocos modelos actuales permiten carga bidireccional, y la instalación de los cargadores adecuados puede costar varios miles de euros, lo que dificulta su adopción a corto plazo.

Aun así, el mensaje de los expertos es claro: el futuro pasa por aquí. Para el profesor Dirk Uwe Sauer, de la RWTH Aachen, la carga bidireccional es un “elemento transformador” para la movilidad eléctrica, siempre que existan regulaciones que la fomenten.

Por su parte, Thomas Raffeiner, director general de The Mobility House, considera que la combinación de carga inteligente y V2G es clave para construir un sistema energético limpio y económicamente sostenible.

V2G

La conclusión es que frente a los miedos infundados de muchos se impone la evidencia científica que es cada vez más sólida: usar la batería del coche eléctrico como almacenamiento con capacidad bidireccional no daña apenas su vida útil. Todo lo contrario: permite optimizar los ciclos de carga, reducir el desgaste y obtener beneficios económicos. Además, al integrar los coches eléctricos en el sistema eléctrico, se refuerza la seguridad energética y se acelera la transición hacia fuentes renovables.

Ahora, el reto es político y regulatorio. La tecnología ya está lista, pero necesita el respaldo necesario para llegar al gran público. Porque si cada coche eléctrico se convierte también en una batería de respaldo, dejaremos de hablar solo de movilidad para hablar, por fin, de energía compartida y menos protagonismo para sistemas como el gas.

Fuente | Mobilityhouse

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