
¿El principio del fin? Porsche y Volkswagen cierran concesionarios en China tras una caída de ventas histórica
Después de mirar para otro lado con la innovación, ahora las marcas europeas viven su peor momento en China con nombres propios como Porsche y Volkswagen que afrontan cierres de concesionarios, caída de ventas y problemas con clientes. El mercado chino ha cambiado y el impacto ya es imposible de ocultar.

El golpe que están encajando Porsche y Volkswagen en China ya no se limita a una caída de ventas o a titulares sobre pérdida de cuota frente a las marcas locales. Ahora el problema es mucho más visible… y preocupante: concesionarios vacíos, operaciones paralizadas y clientes sin respuesta ya que de un día para otro no queda nadie en la concesión.
Una imagen triste e impensable hace solo unos años para dos de los grandes pilares de la industria europea que ahora enfrentan a una crisis existencial en el primer mercado del automóvil del mundo.
Concesionarios cerrados, clientes sin coche y un mercado que se desmorona
En varias zonas del centro y suroeste de China, distintos concesionarios de Porsche y Volkswagen han comenzado a mostrar señales claras de colapso. Instalaciones que han sufrido lo que oficialmente se denomina “anomalías operativas”, aunque la realidad es mucho más cruda: salas de exposición vacías y actividad comercial prácticamente inexistente.
En algunos casos, el cierre ha sido abrupto, sin aviso ni comunicación a los clientes. Los vídeos difundidos por compradores y medios locales muestran espacios que antes estaban llenos de modelos como el Porsche Taycan, el Macan o el Cayenne, hoy completamente desiertos. A esto se suma un problema especialmente delicado: depósitos entregados por los clientes y pagos anticipados por paquetes de mantenimiento que siguen sin devolverse.

La situación ha obligado a Porsche China a dar un paso al frente. El pasado 25 de diciembre, la marca emitió una disculpa pública reconociendo irregularidades en los concesionarios de Zhengzhou y Guiyang, confirmando además que está colaborando con la policía y las autoridades locales para esclarecer lo ocurrido y, al menos sobre el papel, proteger los derechos de los consumidores.
Detrás de estos concesionarios se encuentra Dong’an Holdings, el grupo responsable de su gestión. La empresa ha confirmado que todos los empleados han sido enviados a casa y que los depósitos pendientes se devolverán “por lotes”, aunque sin ofrecer fechas concretas ni un calendario claro para la reapertura. Mientras tanto, las autoridades locales han creado grupos de trabajo para recoger quejas y mediar entre clientes y el grupo concesionario, dejando claro que cualquier reclamación económica deberá resolverse por vía judicial o policial.
Pero este no es un caso aislado ni un simple problema de mala gestión local. Lo que está ocurriendo es el reflejo de algo mucho más profundo: el desplome de las marcas europeas en el mayor mercado del mundo.
Las cifras de Porsche en China hablan por sí solas. Durante los tres primeros trimestres de 2025, la marca entregó apenas 32.200 unidades, lo que supone una caída del 26% interanual. Para ponerlo en contexto, en 2021 Porsche llegó a vender 95.000 coches en el país. En apenas cuatro años, el mercado chino ha pasado de ser su gran motor de crecimiento a convertirse en su mayor dolor de cabeza.

A nivel global, Porsche tampoco se libra del golpe, con un descenso del 6% en las entregas, hasta 212.500 unidades en el mismo periodo. Sin embargo, el dato más demoledor está en la cuenta de resultados: el beneficio operativo de los tres primeros trimestres de 2025 se quedó en 40 millones de euros, un desplome del 99% respecto al año anterior. Y una vez más, China aparece como el principal responsable.
Ante este escenario, la marca ya ha asumido que mantener una red sobredimensionada es insostenible. El propio consejero delegado de Porsche China, Pan Liqi, ha confirmado un ajuste drástico de su red comercial. De los cerca de 150 concesionarios que llegó a tener el fabricante, se pasará a 120 a finales de 2025, y la previsión es caer hasta unos 80 en 2026. Actualmente, las listas oficiales muestran 116 centros autorizados, una cifra que seguirá bajando.
Volkswagen, aunque en una situación algo menos extrema, tampoco sale indemne. El grupo alemán opera todavía más de 2.600 concesionarios en China, pero los problemas detectados en algunos puntos concretos dejan claro que ni siquiera el gigante de Wolfsburgo es inmune al cambio de ciclo. La competencia de las marcas chinas, muy fuertes en coches eléctricos y con precios ajustados, está arrasando con un modelo basado en prestigio, importaciones y márgenes elevados que ya no encaja con el mercado actual.
Una crisis sin precedentes que sin duda se extenderá antes o después a Europa, simplemente por que la transición a coche eléctrico es inevitable, y los grupos europeos han dejado todo en manos de los grupos de presión en Bruselas para estirar el chicle del motor de combustión y escondiendo la cabeza a la espera que la situación se arregle sola.
Fuente | Sina


