
Por qué cargar al 100% puede acortar la vida de la batería de tu coche eléctrico
Muchos conductores cargan su coche eléctrico de forma que, sin darse cuenta, están acelerando la degradación de la batería. Evitar el 100%, no llegar al 0% y no dejarlo enchufado días enteros puede marcar la diferencia.

A pesar de lo mucho que han avanzado los coches eléctricos en los últimos años, todavía existen dudas sobre cuál es el mejor hábito de carga. Ante una red de carga pública pobre, muchos propietarios optan por “curarse en salud” y mantener siempre su coche a tope… sin saber que algunas de esas costumbres pueden estar dañando la batería a largo plazo.
Da igual el tipo de batería que lleve tu coche: hay una serie de normas básicas que se aplican casi siempre. Entre ellas, evitar cargar al 100% y dejar el coche aparcado mucho tiempo, y no dejes que baje al 0%. Tampoco lo dejes enchufado días enteros sin moverse. Sí, incluso si tienes cargador en casa y te resulta de lo más cómodo dejarlo conectado todo el fin de semana o mientras te vas de vacaciones.
Por qué estas prácticas pueden degradar la batería de tu coche eléctrico
Aunque a veces se exagera con el miedo a las averías de baterías, las estadísticas muestran una tasa de fallos muy baja, lo de no cargar siempre al 100% tiene su explicación, y es bastante sencilla: el calor. Por muy bien que cuides tu batería de litio, no es eterna. Incluso en condiciones óptimas de uso y cuidado, se va a degradar. Ahora, en tu mano está que esta sea más o menos rápida.
En el interior de las celdas trabajan los electrodos (ánodo y cátodo), moviendo iones y electrolitos de un lado a otro. Esa última parte de la carga, el tramo entre el 80% y el 100%, genera más temperatura y más estrés en los materiales. Las partículas cambian de forma con cada ciclo y, cuanto mayor es ese ciclo, mayor es el cambio… y más fácil es que acaben apareciendo pequeñas grietas. Con el tiempo, esos microdaños hacen que la batería sea menos eficiente.

También es mala idea dejar el coche siempre enchufado. Una vez llega al 100%, deja de cargar, pero la batería va perdiendo unas décimas con el paso de las horas, sobre todo si hace calor. Imagina el coche aparcado varios días al sol, enchufado. Baja al 99%, el cargador entra otra vez. Baja al 98%, vuelve a cargar. Y así una y otra vez, generando mini-ciclos muy pegados al 100%, justo donde más sufre la batería. A eso se suma el calor acumulado. La combinación perfecta para acelerar la degradación.
Los dos grandes tipos de baterías y cómo cambia la forma de cargarlas
Hoy por hoy, los coches eléctricos montan sobre todo dos tipos de baterías de ion-litio: las NMC (níquel-manganeso-cobalto) y las LFP (litio-ferrofosfato). Durante años, las NMC han sido las protagonistas, pero las LFP están ganando terreno por su menor impacto ambiental, durabilidad y estabilidad térmica. También claro, por su menor precio.
Las recomendaciones generales son parecidas, pero con matices. En el caso de las LFP, estudios recientes han mostrado que no sufren tanto con las cargas completas. De hecho, soportan peor pequeños ciclos en la parte alta del estado de carga que un ciclo grande que vaya desde casi vacío hasta lleno. Esto significa que cargar al 100% de vez en cuando no es tan dañino para ellas como sí lo es para una NMC.
Además, como las LFP llevan mejor los ciclos amplios, puedes permitirte dejar bajar más el nivel antes de enchufar, sin obsesionarte con mantenerlo siempre entre el 20% y el 80%.
En cualquier caso, la tecnología ha mejorado muchísimo, con sistemas de gestión de batería más inteligentes y protecciones que hace años ni existían. Por eso, hoy una batería de coche eléctrico dura bastante más de lo que temíamos cuando empezaron a popularizarse, pero eso no quita que necesiten un poco de cariño para que su duración y rendimiento se mantengan durante muchos más años.



