¿Por qué no se deben permitir las ventas de híbridos enchufables más allá de 2035?

Si nada lo cambia por el camino, Europa pondrá final a la venta de nuevos coches con motor de combustión en 2035. Podrán segur circulando, y vendiéndose de segunda mano, pero no se podrán vender nuevos. Una medida que muchos piden cambiar, especialmente hablando de los híbridos enchufables y con extensor de autonomía, pero que los estudios indican que sería un error mantenerlos en venta.

¿Por qué no se deben permitir las ventas de híbridos enchufables más allá de 2035?

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Publicado: 12/11/2025 11:57

Así lo indica el Institut Mobilités en Transition (IMT‑IDDRI) de Francia, que ha publicado un estudio que pone en duda la estrategia de prolongar la venta de coches con tecnología híbrida enchufable (PHEV) o con extensor de autonomía (EREV) más allá de 2035.

Según su análisis, mantener estos modelos en el mercado podría suponer un error de cálculo para el mercado de coches usados, además de obstaculizar la transición hacia los coches eléctricos puros.

El estudio comienza señalando que, en la Unión Europea, para una berlina del segmento C, la diferencia de coste total de propiedad entre un híbrido enchufable de batería media y un coche eléctrico se sitúa en los siguientes valores: para 2030‑2040, un vehículo nuevo supondría un +7 % de coste, uno de ocasión un +9 % y uno de tercera mano un +14 %. Esta diferencia se agrava con la antigüedad del vehículo: cuanto más usado esté, más cuesta mantener la brecha frente al coche eléctrico.

El estudio advierte que los hogares con menores ingresos, que tienden a recurrir a vehículos más antiguos, son los que acabarán pagando más si se mantienen los motores de combustión más allá de 2035.

Según Jean‑Philippe Hermine, director general del IMT, este trabajo no responde a prejuicios tecnológicos, sino que pretende aportar datos objetivos en un debate cada vez más politizado en torno a la llamada neutralidad tecnológica.

¿Por qué supone un problema mantener a los híbridos enchufables?

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En primer lugar, porque desde el punto de vista del usuario, especialmente de bajos recursos, alargar la vida útil comercial de un híbrido enchufable reduce la competitividad de los coches eléctricos en el mercado de segunda o tercera mano. Si los híbridos se mantienen mucho más tiempo, su depreciación puede ser mayor, y el coste de uso comparativo frente al coche eléctrico empeora.

En segundo lugar, el estudio indica que en términos de emisiones de gases de efecto invernadero, mantener el PHEV o el EREV más allá de 2035 compromete los objetivos de reducción de emisiones. Y en tercer lugar, desde el punto de vista estratégico, dilatar la desaparición de los modelos que no son coches eléctricos podría debilitar la independencia tecnológica y la balanza comercial, según el propio IMT.

¿Qué implicaciones tiene para los coches usados?

¿Por qué no se deben permitir las ventas de híbridos enchufables más allá de 2035?

Como hemos visto, para una berlina del segmento C con batería media, en la fase de vehículo de ocasión se pasa de +9 % respecto al coche eléctrico nuevo, a +14 % en el de tercera mano. Eso significa que si un consumidor compra un híbrido enchufable de tercera mano, su coste de propiedad podría ser un 14 % más alto que si optara por un coche eléctrico equivalente.

Este dato es relevante porque los hogares de menores ingresos suelen recurrir a vehículos más antiguos o de segunda mano. Al recibir una diferencia de coste tan marcada, se produce una penalización económica para quienes menos pueden permitirse asumirla. La recomendación implícita del IMT es que al tomar decisiones sobre el futuro del parque automovilístico, no solo se tenga en cuenta los nuevos lanzamientos, sino también la vida útil y el mercado de ocasión que se estará dejando atrás.

En síntesis, el informe del IMT plantea que alargar la venta de híbridos enchufables más allá de 2035 puede parecer una solución pragmática para algunos fabricantes o consumidores, pero en realidad podría generar efectos contrarios a la transición hacia los coches eléctricos: se recorta el incentivo para que los usuarios acudan a estos últimos, se carga con costes más altos a los compradores de ocasión y se retrasa la reducción real de emisiones.

En un momento en que la electrificación, la reducción de emisiones y la reducción de la dependencia energética de Europa marcan con urgencia el rumbo del sector automovilístico, estas conclusiones ponen sobre la mesa un aspecto muchas veces olvidado: no solo importa cuántos modelos nuevos se vendan, sino qué sucede cuando entran al mercado los usados, cuántos kilómetros van a recorrer y qué coste real van a pagar.

Fuente | Institut-mobilites-en-transition

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