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El coche a aire comprimido no está muerto

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Desde hace unos cuantos años, no son pocos los investigadores y emprendedores que sueñan con un coche que funcione solamente con aire comprimido.

Se trata de un diseño que la francesa MDI presentó en 2010 uno de sus últimos diseños, el AirPOD. Este aseguraba contar con una tecnología capaz de competir en eficiencia con el coche eléctrico, pero con un coste mucho menor. Un diseño con un aspecto visual más que cuestionable, pero según algunas voces con un gran potencial por delante.

 

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Dos años después, en 2012, MDI vendió su tecnología a TaTa que vio ese supuesto potencial. . Según su diseñador, el AirPOD era capaz de recorrer unos 130 kilómetros con cada depósito a una velocidad de 80 km/h. Otro aspecto es que para la recarga del aire necesitamos unos dos minutos. Sin duda cifras que llaman la atención. Pero dos años después seguimos sin saber si ha llegado a buen puerto

Uno de los principales problemas es la eficiencia. El AirPOD contaba con unas cifras similares a los modelos con motor de combustión, sobre un 30%. Según algunos medios la cifra estimada del nuevo desarrollo de TaTa alcanzará nada menos que un 70%. Mucho más que los motores de combustión, pero menos que los sistemas eléctricos por batería.

No sabemos si en esta cifra se ha tenido en cuenta la energía necesaria para comprimir el aire y meterlo en los depósitos del coche a una presión de 350 bares. Una acción que nos recuerda mucho a los modelos a hidrógeno, que deben gastar electricidad para crear el hidrógeno.

Otro de los problemas es la infraestructura de recarga. De nuevo recordamos a los modelos a hidrógeno, ya que para recargar de aire comprimido este depósito necesitaremos una bomba especial que según parece no es para nada económica. La otra opción es un sistema de bombonas intercambiables, al estilo del cambio de batería de Better Place, pero eso complicaría el sistema y sería posible para flotas privadas.

Un sistema menos eficiente que los eléctricos por batería, pero sobre el papel mucho más económico. Esta podría ser la baza que TaTa quiere jugar pensando principalmente en los mercados emergente, como la propia India, donde los prohibitivos precios de los modelos eléctricos, junto con unos aranceles del 100% para los automóviles foráneos, podría darle alas a esta eterna promesa.

Según los últimos rumores, TaTa estaría ultimando un prototipo que demostraría el potencial de esta tecnología. Un diseño que deberíamos ver en los próximos meses y que pondrán en el tablero una nueva alternativa de movilidad sostenible, y presuntamente económica.

 

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