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El Tribunal de Cuentas Europeo advierte que la transición al coche eléctrico fracasará si no bajan los precios

El Tribunal de Cuentas Europeo ha publicado un informe en el que señala que los objetivos de reducción de emisiones de la Unión Europea, que quiere alcanzar la neutralidad climática de cara al año 2050, serán más difíciles de alcanzar de lo previsto.

Aunque la institución europea admite que las emisiones de dióxido de carbono de los turismos nuevos comenzaron a disminuir de forma significativa a partir de 2020, los modelos térmicos siguen emitiendo lo mismo en condiciones reales. Además, los híbridos enchufables han resultado ser mucho menos sostenibles de lo prometido, por lo que la bajada se debe de forma casi exclusiva a las mayores ventas de coches eléctricos.

Entre 2009 y 2019, las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos nuevos apenas disminuyeron debido a que los fabricantes se centraron en reducir las medias obtenidas en el laboratorio en lugar de en la carretera. La situación no comenzó a corregirse hasta la llegada del ciclo de homologación WLTP en 2017 para sustituir al antiguo NEDC, así como el establecimiento de objetivos más estrictos asociados a cuantiosas multas a partir de 2020.

Entre 2011 y 2022, la masa media de los coches nuevos aumentó un 10% y la potencia un 25%. En consecuencia, las emisiones de los motores diésel se mantuvieron estables, mientras que los de gasolina solo cayeron un 4.6%. Recordemos que el sector del transporte es responsable de aproximadamente una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa, la mitad de las cuales vienen de los turismos.

Renault Mégane E-TECH

Los modelos térmicos siguen emitiendo lo mismo debido a su mayor potencia y peso

El informe tampoco pasa por alto los combustibles alternativos, a los que no considera una solución viable debido a su baja disponibilidad y elevado coste. Si bien el Tribunal insiste en la necesidad de garantizar que la movilidad eléctrica se popularice, es consciente de que hay varios obstáculos en el camino, destacando tanto el elevado coste de los automóviles eléctricos como la insuficiente infraestructura de carga, pues el 70% de las estaciones se concentran en Alemania, Francia y Países Bajos, que representan el 23% de la superficie de la Unión Europea.

Debido a que los modelos eléctricos son de media más caros que los térmicos, en los países con un PIB per cápita más bajo los ciudadanos podrían conservar sus coches viejos durante más tiempo, dificultando con ello la reducción de emisiones de la flota en circulación.

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