¿Deberían lanzar el resto de marcas de coches eléctricos versiones de acceso?

Una de las claves con las que Nissan quiere multiplicar las ventas de su eléctrico Leaf, es con la puesta en el mercado de una versión menos equipada que llegará con un precio de salida más económico que el actual acabado, una solución lógica que de momento parece que sólo el fabricante japonés pondrá en marcha.

De esa manera el interesado en el Leaf a falta de confirmación oficial podrá comprar una unidad desde unos 24.900 euros después de ayudas, renunciando a elementos como la iluminación delantera LED, controles en el volante y otros accesorios. Pero se trata de una forma de atacar el que para la mayor parte de los consumidores es el gran problema de los coches eléctricos, el precio, algo que tal vez deberían copiar el resto de fabricantes.

Interior de la versión básica del Leaf

De esa forma podríamos ver a modelos como el Chevrolet Volt, que actualmente sale por 40.525 euros después de ayudas, un coste que podría rebajarse ligeramente con una versión básica que renunciase a por ejemplo los asientos de cuero calefactables, llantas de 17 pulgadas o el equipo multimedia con lector de DVD y disco duro de 30 GB, detalles que le permitirían bajar su coste entre 2 y 3 mil euros aproximadamente.

Otro de los que al igual que Nissan parece que también se está planteando la de crear un sistema escalonado en la oferta de su eléctrico es Ford, que a la vista de las pocas ventas del Focus eléctrico y el incremento de la red de concesionarios donde podrá adquirirse en los Estados Unidos, tiene que dar un paso adelante para relanzar unas ventas que después de casi un año no han logrado arrancar, y entre los planes el fabricante norteamericano podría estar preparando una versión menos equipada y por lo tanto más económica del Focus.

¿Será esta una tendencia al alza en los próximos años? pues de momento mucho nos tememos que no, ya que la mayor parte de los fabricantes tienen el coche eléctrico como un compromiso o un proyecto a largo plazo, y donde deben mantener la producción lo más baja posible para minimizar pérdidas, a pesar de lo que esperamos que algunos constructores opten por esta vía para rebajar los elevados costes de adquisición actuales en la medida de lo posible.

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