Opinión: ¿Es la muerte del diésel?
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Publicado: 20/10/2015 09:00
Después del escándalo de la emisiones de los TDI del grupo Volkswagen, parece que por fin, se ha puesto en entredicho el uso del diésel como combustible para el día a día en los coches particulares. Si bien muchos expertos lo vienen diciendo desde hace mucho tiempo, parece que las autoridades y la población no se han dado cuenta hasta ahora. Ha tenido que ser Volkswagen, en una estafa sin precedentes con millones de vehículos afectados, quien abra los ojos de una población que hasta el momento no se había preocupado de la emisiones de sus coches.
En un principio los coches diésel eran más caros que los de gasolina, debido a su mayor complejidad. Esto cada vez ha ido ajustándose más y más, haciendo cada vez más atractiva la compra de un diésel para los usuarios. Pero de esto no tienen la culpa las marcas, las cuales se adaptan al mercado según sus demandas. Se debe a otros factores.
El diésel es un combustible que posee más energía que la gasolina. Ese es uno de los motivos por el cual los coches diésel hacen menores consumos que los de gasolina equivalentes. Un menor consumo equivale a un menor gasto en combustible. Un combustible que además está subvencionado por el estado, ya que está gravado con menos impuestos que la gasolina. Si sumamos un menor consumo con un combustible más barato, la respuesta es clara. Fomentamos la compra de vehículos diésel. En el año 2014, el 65,5% de los vehículos vendidos eran de motor diésel, pero esa cifra ha llegado a estar por encima del 70%. El auge de los pequeños motores de gasolina turboalimentados y de los coches híbridos y eléctricos ha conseguido reducir algo esa cifra.
Pero este masivo consumo de diésel tiene un precio. Y es que el diésel es un combustible muchísimo más sucio que la gasolina. ¿Quién no ve a diario por las carreteras a los famosos coches «calamar»?
Los principales gases emitidos por estos coches son, el monóxido de carbono, los óxidos de nitrógeno, las partículas sólidas y los hidrocarburos sin quemar. Unos gases muy perjudiciales para la salud, y que causan cáncer y problemas respiratorios entre otras cosa. En resumen, estamos subvencionando nuestro propio envenenamiento. Esto sin tener en cuenta el dióxido de carbono, que a pesar de ser inocuo para la salud humana, contribuye al cambio climático.
Esto se ha intentado evitar con las diferentes normativas Euro. Unas normativas que para empezar, son evaluadas en el poco realista (por llamarlo de alguna manera) ciclo NEDC. Estas normas cada vez complican más la mecánica de los coches, que necesitan llevar válvulas EGR, filtros de partículas y otros sistemas para reducir la contaminación. Además, como se ha podido comprobar, los fabricantes tratan de esquivarlas. No me sorprendería si hay mas marcas afectadas.
¿Es la muerte del diésel?
El escándalo de Volkswagen se ha convertido en una gran oportunidad para por fin, hacer caso al sentido común, y dejar de utilizar el diésel en la medida de lo posible. Por supuesto, no hablo de vehículos pesados ni industriales, donde es más difícil, a pesar de que hay alternativas. Hablo sobre todo del coche particular, donde comprar un diésel se ha convertido en la norma, para gente que realmente no lo necesita. El mercado ya ofrece otras alternativas en forma de vehículos a GLP, GNC, híbridos, híbridos enchufables y como no, eléctricos.
Hace falta voluntad política, con un programa que fomente la retirada de vehículos diésel viejos. Como ejemplo está el Superbonus francés, que subvenciona con 10.000 euros la compra de un eléctrico si a cambio se retira un coche diésel superior a los 10 años de antigüedad. Puede parecer mucho dinero, pero ¿cuánto nos está costando en diésel realmente? Si nos podemos a hacer cuentas, quizá cambie la cosa.