Tony Seba es un prestigioso inversor y profesor en la Universidad de Stanford, que durante un foro económico ha puesto sobre la mesa su optimismo con el sector del coche eléctrico. Según Seba, en pocos años los coches con motor de combustión no serán capaces de competir contra los modelos eléctricos.
Para el Sr Seba, en 2025 la práctica totalidad de los coches que se vendan deberían ser eléctricos. La evolución de los mismos hará que su elección sea la más lógica, gracias a la reducción de precios, y la mejora imparable de sus prestaciones.
«En pocos años seremos capaces de comprarnos un coche con las prestaciones de un Porsche, pero con el precio de un Buick» Un fabricante que al igual que Opel, es propiedad de General Motors y se caracteriza por sus modelos de gama media-alta pero a precio populares.
Las estimaciones de Seba sobre los precios indica que para 2020 los actuales 33.000 dólares de media bajarán hasta los 30.000 dólares. Una cifra que para 2022 la evolución de la tecnología y las economías de escala permitirán poner en el mercado modelos con precios que rondarán los 22.000 dólares.
Pero a pesar del optimismo del Sr Seba, las estadísticas no dan al coche eléctrico una expansión tan rápida. Además de la cuestión económica, factores como el desconocimiento, la infraestructura de recarga y los incentivos públicos también tendrán mucho que decir.
Según el foro de inversión Nomura, las ventas de coches eléctricos (sin contar híbridos enchufables) a nivel global pasarán de las 348.000 unidades del 2015, a los 2.4 millones para 2020. Esto supone apenas el 2.4% de cuota de mercado. Un paso adelante importante respecto al 0.5% logrado en 2015, pero muy lejos del «sorpasso» que predice Seba.
Está claro que la evolución de los coches eléctricos hará que sus prestaciones se incrementen, y sus precios bajen. El problema es que muchos usuarios no son conscientes de estas cuestiones, y seguirán comprando modelos convencionales por inercia. Algo que necesitará mucho trabajo de divulgación, además de acciones como la expansión de la red de puntos de recarga.
Una de las patas de la mesa, sin la cual la expansión de los eléctricos será muy lenta incluso con incrementos dramáticos de sus prestaciones.
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Vía | CNBC
