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Según Morgan Stanley, el precio de las baterías para coches eléctricos podría alcanzar ya en 2017 su punto de inflexión

Nadie duda de que el precio de las baterías ha sido una de las principales barreras a la hora de la expansión del coche eléctrico. No la única, pero si la que posiblemente ha frenado la mayor parte de las adquisiciones al lastrar el propio coste del vehículo. Pero esto está a punto de cambiar, al menos según el último informe del banco de inversiones Morgan Stanley.

Para los analistas, el precio del kWh ha pasado de los 750 dólares en 2010, año del arranque de esta generación de coches eléctricos, hasta una cifra de 150 dólares a finales de 2016. Un descenso del 80% en seis años, que sin duda resulta impresionante, y que acerca a los eléctricos a las cifras que les convertirá en competitivos también a nivel de precio de adquisición. Números que suponemos, no se indica en la fuente, que se refiere a precios en celda. Más económicos que una vez instalado en el pack, donde se añaden el resto de costes.

La cifra clave para los expertos es 100 dólares el kWh. Algo que muchos esperaban se lograse en 2020, pero que según Morgan Stanley, podría llegar a producirse ya este mismo año. Para estos, en 2017 el precio del kWh volverá a sufrir un recorte de otro 40%. Una bajada que supondría situarse a finales de año en torno a los 90 dólares el kWh. Sin duda una cifra extremadamente optimista, y muy competitiva.

General Motors muestra el coste actual y la evolución a corto plazo del precio de las baterías

Los motivos principales para esta bajada según en informe, está en el empuje que llegará desde China, donde espera que a pesar del recorte del 40%, la venta seguirá dejando margen de beneficio.

De confirmarse estas cifras, esto abrirá interrogantes sobre aquellos fabricantes que han apostado por la producción propia de baterías, como Tesla, Nissan o Mercedes, ya que parece que será más barato comprar las baterías a los chinos, que producirlas de forma interna. Eso por supuesto, si los asiáticos lograsen alcanzar ese objetivo que a priori parece extremadamente optimista.

Pero la compra a suministradores chinos también tendrá sus riesgos. El principal será asegurarse un nivel de producción suficiente y en tiempo para atender la demanda. Cualquier imprevisto puede suponer un grave quebranto a los fabricantes. También se corre el riesgo de estar a merced de los tratados de comercio con China. Si estos se modifican, tal como proponen presidentes como el de Estados Unidos, el precio de importar las celdas se podría disparar.

Lo que está claro es que cada vez son más altas y claras las señales de que nos encaminamos hacia un mercado donde el coche eléctrico crecerá de forma importante, y que lo hará más rápido de lo esperado en un primer momento.

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Vía | CARS

 

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