Coches eléctricos, ¿más o menos seguros que los de gasolina?
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Publicado: 12/02/2018 10:00
La llegada de un nuevo tipo de tecnología al mercado siempre acarrea cierta desconfianza inicial por parte de los consumidores. En el caso del coche eléctrico, este tipo de recelos suelen hacer referencia a su precio y su autonomía, temas que se han tratado en profundidad en numerosas ocasiones. Sin embargo, otro aspecto que preocupa a muchos clientes potenciales es la seguridad.
¿Es un coche eléctrico igual de seguro que uno de combustión? ¿Quizás menos? ¿O puede que más? El desconocimiento generalizado acerca de este tipo de vehículos, así como las imágenes virales de algún Tesla en llamas, hacen que los clientes se planteen si un coche eléctrico puede brindar la misma seguridad que uno de gasolina. En este artículo vamos a intentar aclarar ese tema.
Para empezar, tenemos que distinguir dos tipos de seguridad: la activa y la pasiva. La seguridad activa es aquella que hace referencia a las características del coche que nos ayudan a evitar un accidente, mientras que la seguridad pasiva se refiere a las características que nos ayudan a salir ilesos durante un accidente.
Vamos a comenzar con la seguridad activa. Los coches eléctricos tienen los mismos elementos de chasis que un coche convencional, es decir, sistemas de suspensiones, dirección, etc. Además, pueden montar exactamente los mismos asistentes de ayuda a la conducción: ABS, control de estabilidad ESP, frenada automática, detector de peatones, sensor de ángulo muerto… En el equipamiento de prevención no hay diferencias.
Sin embargo, ciertas características de los coches eléctricos mejoran su comportamiento, y por lo tanto su seguridad activa: por un lado, las baterías situadas en los bajos reducen el centro de gravedad, dándole al coche mayor estabilidad y haciendo más difícil que pueda volcar. Además, los motores de menor tamaño reducen las inercias, y el par máximo instantáneo y la ausencia de caja de cambios ayudan a mejorar los tiempos de reacción en una situación de peligro o a la hora de adelantar.
Después, está la seguridad pasiva. Durante un choque, no debería haber diferencias reseñables entre un coche de combustión y uno eléctrico, pues sus estructuras de deformación programable, sus airbags o sus sistemas de retención son los mismos. Sin embargo, sí que hay unas cuantas diferencias, como veremos a continuación.
Al ser los motores eléctricos muy pequeños y soler ir situados muy abajo, son un elemento menos proclive a penetrar en el habitáculo en caso de choque, además, dejan más espacio para diseñar zonas de deformación programada que absorban de forma más eficaz la energía liberada durante un impacto.
Por otro lado, las baterías situadas en los bajos le dan mucha más rigidez al habitáculo, algo que se puede ver en los choques laterales: en caso de choque lateral, la resistencia del coche eléctrico es superior, el chasis aguanta más sin doblarse y posibles elementos contra los que choquemos (como un poste o una farola) tienen más dificultades para penetrar en el habitáculo.
Algunas personas se preocupan de que en caso de tener un accidente con un coche eléctrico este se incendie o electrocute a alguien. Respecto al fuego, se ha demostrado que los coche eléctricos son menos proclives a incendiarse que los coches de gasolina, la cual recordemos que es altamente inflamable.
Respecto a la electrocución, los coches eléctricos están diseñados para cortar la corriente ante cualquier problema, además de estar convenientemente aislados para evitar este tipo de situaciones bajo cualquier circunstancia. Sin ir más lejos, durante el tsunami de Japón del año 2011 varios Nissan LEAF se vieron afectados, y en todas las unidades la batería permaneció estanca.
Por lo tanto, podemos concluir que los coches eléctricos son como mínimo igual de seguros que los de combustión, si bien todo apunta a que lo son incluso más. Eso si, no podemos olvidarnos de contar con un buen presupuesto para el seguro de nuestro coche que nos cubra lo máximo posible en caso de imprevisto.
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