Es por todos sabido que los coches eléctricos pierden rendimiento y autonomía con las bajas temperaturas. Por ello, muchos modelos (como los Tesla) cuentan con sistemas para calefactar las baterías, una solución que si bien no consigue suplir por completo el problema, sí que ayuda a mejorar las condiciones de circulación en climas fríos.
Recientemente, un bloguero estadounidense propietario de un Nissan LEAF (modelo sin sistemas de control térmico específicos) cifró la pérdida de autonomía de su vehículo en torno a un 20% y un 30% con bajas temperaturas. Concretamente, estableció una pérdida de un 20% para una temperatura exterior de -9ºC.
Sin embargo, esto no ha impedido que los coches eléctricos se extiendan rápidamente en países de clima realmente frío como Noruega, pues también cuentan con numerosas ventajas a la hora de conducir a bajas temperaturas:
- No hay que preocuparse del arranque en frío o esperar a que se caliente el motor. Se presiona el botón de arranque, el coche se enciende y el calor que llega a la cabina es instantáneo.
- Algunos modelos disponen de calefacción controlable a distancia con un temporizador, como es el caso de los Tesla, que pueden programarse mediante un app para móvil. Así, el coche puede calentarse y descongelarse (o enfriarse en verano) antes de que vayamos a cogerlo. Y además sin consumir energía de la batería si está enchufado cargando.
- El centro de gravedad bajo y el mejor reparto de pesos de los coches eléctricos (por tener las baterías en los bajos) hacen que la maniobrabilidad y la estabilidad sean mejores en condiciones adversas.
- El par constante máximo permite a los coches eléctricos pasar con mayor facilidad por ciertos obstáculos que requieren mucha fuerza por parte del motor, además, esto se consigue sin desgastar ningún embrague.
Para maximizar el rendimiento de un coche eléctrico en condiciones frías, sin embargo, suele ser necesario seguir una serie de consejos que pueden ser realmente útiles a la hora de intentar maximizar la autonomía de nuestro vehículo:
- Conducir con prudencia y frenar tan poco como sea posible, dejando que la retención o frenado regenerativo se ocupen de ello. Por supuesto, circular a una velocidad moderada y utilizar la regeneración servirá para mejorar la eficiencia.
- No pisar el acelerador durante las bajadas, dejando que el coche vaya «a vela».
- Tener los neumáticos lo suficientemente inflados y con la presión adecuada, ya que eso mejorará el agarre y permitirá un menor consumo de energía.
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Fuente | Clean Technica
