El pasado lunes, las autoridades japonesas detuvieron a Carlos Ghosn, máximo responsable de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, por el supuesto delito de no declarar ingresos por valor de 38 millones de euros para así tributar menos. Además, una investigación interna de Nissan también señalaba que el ejecutivo de origen brasileño había utilizado bienes de la Alianza para fines personales. Junto con Ghosn fue detenido Greg Kelly, consejero y representante de Renault en Nissan.
Recordemos que actualmente la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi es el mayor grupo automovilístico mundial, si bien no está totalmente integrado como sí ocurre con el grupo Volkswagen o General Motors. Así, Renault posee un 43% de Nissan y derecho a voto, mientras que Nissan tiene un 15% de Renault sin derecho a voto. El gobierno francés tiene a su vez un 15% de Renault, y Nissan tiene un 34% de Mitsubishi.
La Alianza Renault-Nissan se gestó en 1999 gracias a Ghosn: la marca japonesa se encontraba al borde de la bancarrota, y la compra por parte de Renault permitió sanear las cuentas de la compañía y su relanzamiento. A día de hoy, sin embargo, Nissan genera más dinero que Renault, que tiene una posición hegemónica sobre su compañera de grupo.
Si a esto le unimos los planes de fusión total de Ghosn, tenemos como resultado una poderosa Nissan descontenta con su actual papel en el grupo. Numerosos directivos japoneses no ven con buenos ojos el hecho de estar subordinados a un extranjero, y desde Francia se empieza a ver la investigación interna llevada a cabo por Nissan junto con las autoridades japonesas (de la que no tenía constancia Renault) como un complot para deshacerse de la influencia extranjera en la compañía nipona.
Renault ha designado a dos sustitutos temporales para Ghosn mientras se aclaran los hechos; sin embargo, Nissan se ha apresurado a destituirle aprovechando que en el consejo de Nissan ya no había representantes de la compañía francesa. Ahora, los mercados están siguiendo con sumo interés la evolución de la situación, pues todas las opciones están sobre la mesa: desde que la Alianza continúe funcionando como hasta ahora, hasta que Renault o Nissan compren a su antigua aliada (algo que tendría más fácil Renault debido a que ya posee el 43% de Nissan).
Hay que recordar que actualmente la Alianza es el mayor fabricante de coches eléctricos de la historia, y tanto Renault como Nissan están colaborando en el desarrollo de una plataforma modular eléctrica común (CMF-EV), pues sus futuros coches eléctricos compartirán motores, inversores, baterías, etc. ¿Se verán afectados estos planes por la situación?
