En los últimos meses estamos siendo testigo de como las acciones de fabricantes más o menos conocidos y relacionados con el coche eléctrico se han disparado. Desde la imparable Tesla, NIO, Xpeng…etc. Pero dentro de este rally de subidas hay una marca que parece que se ha frenado en seco. Es Ford, que ha recibido una crítica negativa a su programa de coches eléctricos por parte del influyente banco de inversiones Morgan Stanley.
Según el famoso analista, Adam Jonas, la preocupación es la estrategia poco clara y poco ambiciosa de Ford, que por ejemplo a finales de 2020 todavía no tiene ningún coche eléctrico en el mercado, siendo inminente la llegada del nuevo Mustang Mach-e. Algo que llevó a Jonas a rebajar la calificación de la acción del equivalente el miércoles lo que provocó una caída de. 3.92% y sobre todo, el freno a una racha ascendente al calor de las buenas cifras de Wall Street que lleva a sus acciones a bajar un 2.5% respecto al mismo periodo del pasado año.
Para Morgan Stanley, Ford conoce la urgencia de contar con una gama de coches eléctricos, pero la estrategia aún no está del todo definida. Además echó un jarro de agua fría en la apuesta por los modelos híbridos: «Nuestro equipo sigue siendo muy cauteloso con el valor económico a largo plazo de los híbridos. A medida que caen los costes de las baterías, las propuestas híbridas solo pueden agregar costes y complejidad innecesarias a las plataformas«.
Para los analistas, Ford tiene capacidad para realizar una transición hacía el coche eléctrico, y cuenta con acuerdos con grupo como Volkswagen para compartir componentes como las plataformas. También prepara una versión eléctrica del modelo americano más popular en ese mercado, la Ford F-150. Pero al mismo tiempo se enfrenta a grandes desafíos por su fuerte dependencia con los motores de combustión interna.
Uno de los apartados donde podría verse beneficiada Ford es en la más rápida transición que se producirá en el sector profesional. Vehículos como furgonetas o camionetas, cuyos propietarios hacen un uso más intensivo y pueden acceder a los beneficios económicos de una forma más importante, y donde Ford si cuenta con potentes argumentos.
Posicionamiento que dista del que la propia Morgan Stanley ha mostrado hacia uno de los grandes rivales de Ford, General Motors, de los que han indicado cuentan con un proyecto más sólido y mejores perspectivas que le harán ganarse de nuevo la confianza de los inversores de cara a su transición al coche eléctrico.
Queda ahora en manos de Ford el acelerar su apuesta, o quedarse atrás no sólo respecto a los nuevos aspirantes, sino también de los grandes grupos tradicionales que ya han presentado en su mayor parte un ambicioso proyecto de transformación que supondrá el lanzamiento de decenas de nuevos modelos, la inversión de miles de millones, e incluso la construcción de nuevas instalaciones para la fabricación de componentes clave como motores eléctricos y baterías.
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Vía | Barrons