Tras la polémica marcha de la Casa Blanca de Donald Trump y la llegada de Joe Biden, uno de los principales cambios introducidos en la política estadounidense fue retomar la lucha contra el cambio climático, llevando a cabo acciones como la vuelta al tratado de París o potenciar la transición a la movilidad eléctrica.
El nuevo presidente quiere avanzar firmemente hacia los coches eléctricos, impulsando su fabricación, su comercialización, incentivando puntos de carga y, muy importante, el posterior reciclado de esos vehículos. Además del objetivo climático, también existe el objetivo de recuperar poder industrial respecto a China, tanto en fabricación como en toda la cadena de suministro. La administración demócrata también quiere potenciar investigaciones que permitan reducir el empleo de metales en la química de las nuevas baterías.
El ambicioso plan de Biden relacionado con el coche eléctrico implicaría alcanzar dos objetivos. El primero, que para el año 2030 la mayoría de coches eléctricos que circulen sean de fabricación nacional. Y el segundo, tener una cuota de eléctricos del 100% para el año 2040.
Para alcanzar el primer objetivo, la industria americana deberá garantizarse el suministro de cobalto, litio y demás materiales clave para la fabricación de baterías. Y esto pasa por potenciar la minería, ya que la burocracia y la legislación suponen demasiadas trabas. No obstante, otra fuente de materia prima que, a medida que las primeras generaciones de coches eléctricos se retiren irá ganando importancia, son las baterías usadas.
Acelerar el reciclaje de baterías usadas resultaría clave para asegurar ese enorme requerimiento de materia prima que la industria necesitaría, permitiendo al mismo tiempo reducir la presión sobre la minería.
Uno de los funcionarios que forma parte del gabinete de Biden decía: «Cuando se observa la forma en la que Estados Unidos ha abordado la oportunidad del reciclaje, lo que es muy evidente es que necesitamos invertir en esa capacidad, tenemos que adoptar un enfoque más proactivo. Una de las oportunidades principales que nos ofrece el litio es el reciclaje, ser líderes mundiales en este aspecto y en volver a usarlo en baterías nuevas.»
Según otro funcionario, a la Casa Blanca le gustaría ver más plantas de reciclaje abiertas y en funcionamiento en los Estados Unidos. Para ello, señaló el anuncio que el pasado otoño hizo la empresa Ganfeng Lithium Co de China, que publicó sus planes para construir una planta de reciclaje de baterías en México para abastecer el mercado de vehículos eléctricos de Estados Unidos.
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Fuente | Reuters
