En junio del año pasado la empresa americana Workhorse Group Inc., fabricante de los Workhorse C-650 y C-1000, anunció que se había logrado la aprobación de los Estándares Federales de Seguridad de Vehículos de Estados Unidos (FMVSS). Las entregas a clientes comenzaron poco después, en julio de 2020.
Pues van a tener que pasar las pruebas de nuevo, porque tienen que mejorar el diseño de la suspensión. Después de la mala noticia de perder el contrato con el servicio postal estadounidense (U.S. Postal Service) y renunciar a pelearlo contra Oskosh, se han dado cuenta de que hay problemas reportados por sus clientes y han tomado cartas en el asunto. Los cambios, que no se han detallado, afectarán positivamente a la dinámica de conducción y a la carga útil soportable.
Por lo tanto, las pruebas de validación respecto al estándar FMVSS se tienen que repetir. La compañía espera que el proceso quede terminado antes de fin de año y se puedan volver a reanudar las entregas a los clientes empresariales. En bolsa no le sentó demasiado bien el alarde -necesario- de transparencia, pues las acciones se desplomaron un 14% en la apertura del miércoles. Ahora mismo WKHS cotiza a casi 7,5 dólares en el NASDAQ.
Entre la lista de clientes que pueden tener retrasos en sus entregas están Ryder System, e-Trucks, Hitachi Capital America, Pride Group Entreprises, etc. Los pedidos superan de largo las 7.000 unidades, aunque de momento solo se han entregado 41 furgones C-1000. Han sido llamados a revisión de forma voluntaria, ya que no hay constancia de problemas de seguridad consumados. La NHTSA ya está sobre aviso.
Este modelo está diseñado para el reparto de última milla, la configuración básica integra cuatro paquetes de baterías y una capacidad de 70 kWh, pudiendo aumentar a seis paquetes y 105 kWh. Su capacidad es de 1.000 pies cúbicos (28.316,8 litros) en volumen y una masa máxima autorizada de 5,9 toneladas cargada a tope. Puede recorrer hasta 160 kilómetros en su configuración básica.