El gobierno de China se ha propuesto apostar de forma total por la energía solar y las baterías, como una alternativa no sólo más sostenible que el carbón, sino que incluso esta apunta a convertirse en una opción mucho más económica. Algo que está acelerando los planes de expansión en el gigante asiático de la energía verde.
Según el último informe publicado por la Academia Nacional de Ciencias de China, para el 2060 más del 43% de la electricidad de China podrá ser suministrada por sistemas fotovoltaicos. Una cifra considerable en la que tendrán un papel crucial las baterías, que gracias a su bajada de precios permitirá que incluso combinando ambas tecnologías, el coste energético sea mínimo.
Las estimaciones del organismo chino es que el coste eléctrico, como decimos incluyendo las instalaciones y las baterías, se situará por debajo de los 2.5 céntimos de dólar el kWh, o unos 1.7 céntimos de euro.
Esto se traduciría en una importante diferencia respecto al carbón, que en China logra unos costes de entre 3.6 y 6.5 céntimos de dólar el kWh. Algo que quedaría como vemos superado por una tecnología más limpia y mucho más económica.
Un análisis realizado por investigadores de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Harvard y la Universidad de Tsinghua en Beijing, dijo que las evaluaciones anteriores del futuro sistema eléctrico de China habían subestimado las posibles reducciones de costes para la energía solar y las tecnologías de almacenamiento de baterías.
Según los responsables de la investigación: “Los resultados del estudio sugieren que la energía solar más el almacenamiento por baterías podría servir como una fuente de coste muy competitivo y compatible con la red para un sistema de energía neutra en emisiones.«
La clave de todo está en la disminución de los costes de la energía solar y los sistemas de almacenamiento por baterías, que se han situado como una oportunidad para que los sistemas de almacenamiento solar se conviertan en el sistema más competitivo en costes para el futuro sistema energético”.
Curiosamente el sector de la producción de paneles fotovoltaicos ha vivido la doble cara de la crisis energética que también afecta a China. Y es que por un lado se han visto beneficiados por el incremento del coste de la producción con carbón y gas, que hace más fácil rentabilizar las instalaciones solares, pero al mismo tiempo este incremento de precios hace que la propia fabricación de paneles sea más cara. Algo que incluso ha llevado a algunas empresas a paralizar temporalmente sus trabajos por el alto coste de la energía.
Pero todos los expertos coinciden en que esto será una situación temporal, y que las renovables después de interrumpir su tendencia a la baja en costes, volverán a la senda de reducción de costes, lo que facilitará el incremento de inversiones.
Eso si, el reto que tienen China y el resto de mercados por delante para lograr completar sus objetivos no son pequeños. Sólo en almacenamiento, para lograr ese 43% de cuota de producción solar, el estudio indica que China necesitará 7.2 petavatios hora de almacenamiento, o lo que es lo mismo según los conversores online, 7.2 millones de GWh.
Pero la capacidad de instalación de China no parece tener límites, y el estudio indica que el máximo teórico del gigante asiático sería de unos 99.2 petavatios hora. Algo que supondría más del doble del actual consumo eléctrico del país.
En cuanto al espacio necesario para los gigantescos parques solares, en los gráficos presentados por el estudio y que podemos ver en la imagen superior, muestra que el interior y norte de China será un espacio idóneo para su instalación ya que se dan factores como la gran cantidad de suelo disponible, reducida población, y buena radiación solar.
El resultado sería que de aprovechar el potencial solar, mercados como el chino podrían acceder a un sistema energético muy económico con la que alimentar sectores como la climatización de viviendas, recargar gigantescas flotas de coches eléctricos, y producir químicos industriales. Todo con un reducido impacto ambiental y un coste muy reducido.
Un gigantesco cambio energético para el que China se ha puesto un plazo de 38 años para lograr ser totalmente neutra en emisiones, que como vemos, no será un reto ni mucho menos fácil, pero al mismo tiempo apasionante por los enormes beneficios que traerá acarreado.
Fuente | PNAS