La Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA) ha hecho una predicción con vistas a 2050, el año en el que ambicionamos lograr la neutralidad carbónica para no agravar el problema del cambio climático. Siento dar malas noticias, pero no vamos a salvar el mundo comprando coches eléctricos, ni siquiera en el llamado primer mundo.
A nivel global, los vehículos eléctricos ligeros pasarán del 0,7% de cuota de 2020 a un 31% en otros 30 años, unos 672 millones. Desglosando, serán el 34% en países de la OCDE y el 28% en el resto. Se consideran vehículos ligeros los vehículos de turismo, todoterreno y SUV, furgonetas, pick-up y demás industriales ligeros, lo que en Europa consideramos M1 y N1, y se consideran como eléctricos los enchufables, así que hay que incluir en el lote a los híbridos enchufables.
La EIA predice que el incremento de la población mundial, necesidades de transporte privado y mayor riqueza en las naciones que no son de la OCDE, tendrán como resultado un incremento del parque mundial de vehículos, pasando de 1.310 millones a 2.210 millones. De hecho, los mayores incrementos en la relación vehículos/habitante se dará en las naciones no-OCDE.
Es más, los vehículos ligeros con motor térmico no han alcanzado su pico de población, más bien será en 2038, mientras siguen incrementando los eléctricos. Aunque en la Unión Europea la combustión interna está condenada, el mundo es muy grande. En los países de la OCDE el pico de vehículos térmicos -fundamentalmente gasolina y diésel- se calcula que llegará en 2023. Este declive está forzado por cambios legislativos y normativos.
Las naciones que no pertenecen a este club pasarán de una relación de 92 vehículos por 1.000 habitantes a 173 en los próximos 29 años. En 2025 habrá más vehículos en los países no-OCDE que en los de la OCDE, en estos últimos seguirá habiendo muchos vehículos por 1.000 habitantes, 530. Estas predicciones pueden equivocarse mucho haciendo una mirada tan lejana en el tiempo, pero nos indican por dónde van a ir los tiros.
En las naciones más desarrolladas tiene sentido ir electrificando la flota de vehículos ligeros mediante la sustitución progresiva del parque, implantación de redes de recarga y demás infraestructuras. Pero en el mundo en vías de desarrollo o subdesarrollado los vehículos de combustión interna continuarán siendo la solución de movilidad más práctica y conveniente. Esto es así, nos guste o no.
En consecuencia, cualquier enfoque industrial que no tenga esto en cuenta está condenado al fracaso. Incluso en las naciones más desarrolladas la convivencia entre los vehículos térmicos y los eléctricos será forzosa incluso más allá de 2050, a menos que se establezcan legislaciones muy restrictivas que acelere el final de la vida útil de los térmicos: combustibles caros, impuestos, vetos de acceso a zonas urbanas, etc.
¿Llegaremos a ver un mundo en el que los vehículos eléctricos son más numerosos que los térmicos? Aquellos que pasamos de la treintena seguramente no lo veamos.