Según va aumentando el parque de coches eléctricos e híbridos en España también hay más coches susceptibles de entrar a circuito y fundir electricidad, frenos y ruedas. Por simple estadística, también aumentan las probabilidades de que haya un accidente y tengan que salir los chicos de rescate a realizar labores de asistencia.
El Equipo de Rescate del Circuito ya ha realizado una formación teórica y práctica relativa a coches electrificados, ya que cambian unas cuantas cosas respecto a un coche con motorización convencional. La formación teórica ha abarcado temas como el funcionamiento de las baterías, transmisión de corriente con cables de alta tensión, desconexión del sistema o identificación de los puntos de gran tensión.
Por otro lado, realizaron una formación práctica sobre la aproximación al vehículo, agentes extintores adecuados para un posible incendio de naturaleza electroquímica o realizar una excarcelación -sacar a los ocupantes fuera- y proporcionar primeros auxilios. De esta forma, el equipo ya cuenta con las herramientas adecuadas para echar una mano cuando más falta hace, y permanecen reciclados y actualizados.
Este esfuerzo formativo resulta absolutamente necesario, ya que cada vez aparecen más modelos de altas prestaciones con propulsión eléctrica. A diferencia de muchos modelos de combustión interna, son capaces de tener aceleraciones muy intensas y, si el pilotaje no está a la altura o las condiciones no son favorables, las posibilidades de un susto o un tortazo pueden aumentar. En el Jarama estas cosas son habituales, «gajes del oficio».
Pilotos experimentados o torpes/novatos, coches en un estado de revista o con un mantenimiento regular… cualquiera se puede salir de la trayectoria o impactar contra otro vehículo con una dosis suficiente de mala suerte. Los circuitos son de los entornos más seguros que hay, ya que se eliminan muchos factores peligrosos, pero otros siguen estando presentes y hay que poder ofrecer una respuesta adecuada a cada situación, no solamente tiene que ser rápida.