El uso de combustibles a base de hidrógeno podría ser contraproducente en la lucha contra el cambio climático: la electrificación directa es mucho más eficiente
De acuerdo con un reciente estudio, el empleo de combustibles a base de hidrógeno en vehículos y sistemas de calefacción podría llegar a ser contraproducente en la lucha contra el cambio climático: a pesar de que los «e-combustibles» pueden llegar a tener una baja huella de carbono si se obtienen a través del uso de energías renovables, siempre será mucho más eficiente emplear la electricidad de forma directa.
Debemos recordar que la energía eléctrica se puede emplear para generar hidrógeno a partir del agua mediante un proceso conocido como electrólisis, solución que desde un punto de vista energético es mucho menos eficiente que transportar directamente dicha electricidad a través de cables hasta puntos de carga o sistemas de calefacción. Dicho hidrógeno se puede utilizar a posteriori para crear combustibles sintéticos.
Sin embargo, el informe también señala que en algunos sectores (transporte aéreo y marítimo, por ejemplo) en los que la electrificación directa es relativamente compleja, esta alternativa podría ser bastante útil de cara a reducir las emisiones contaminantes asociadas. Con todo, alcanzar dicho punto requerirá una gran inversión en el desarrollo de esta tecnología.
Los responsables de la investigación han calculado que producir y utilizar combustibles a base de hidrógeno en calderas domésticas requeriría entre 6 y 14 veces más energía eléctrica que una bomba de calor capaz de proporcionar exactamente el mismo calor, pues se desperdiciaría una enorme cantidad de energía a la hora de generar hidrógeno y a partir de él combustibles sintéticos. En el caso de los automóviles, se requeriría 5 veces más electricidad que en un modelo a baterías.
«Los combustibles a base de hidrógeno pueden ser un gran vector de energía limpia, pero sus costes y riesgos asociados también son grandes. Si nos aferramos a las tecnologías de combustión y esperamos alimentarlas con combustibles a base de hidrógeno, y estos resultan demasiado costosos y escasos, terminaremos quemando más petróleo y gas», sentencia Falko Ueckerdt, del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania.
El líder de la investigación explica que los esfuerzos deberían centrarse en aquellos sectores en los que esta solución sea más idónea. «Por lo tanto, deberíamos priorizar esos preciosos combustibles a base de hidrógeno en aplicaciones para las que son indispensables: aviación de larga distancia, materias primas en la producción química y producción de acero».
Este enfoque también es compartido por el profesor Gunnar Luderer: «Dado que los objetivos climáticos requieren reducciones de emisiones inmediatas, la electrificación directa debe ser primordial para asegurar un futuro seguro. Está claro que la contribución de los combustibles sintéticos y el hidrógeno será marginal hasta 2030».
Fuente | The Guardian
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