Cuando alguien tiene agallas y dinero, puede conseguir todo lo que se proponga. De ahí que el CEO de Tesla y principal inversor, Elon Musk, haya desembolsado la salvajada de 44.000 millones de dólares por la red social Twitter. El precio de compra supera el valor de la empresa. ¿Y todo esto por qué? En teoría, por defender la libertad de expresión.
Recientemente, Henrik Fisker solicitó a sus seguidores estar pendiente de él en la red social Instagram, que forma parte del universo de Meta (Facebook) controlado por Mark Zuckerberg. Al lograr Musk el acuerdo de compra con sus actuales propietarios, Fisker ha cerrado su cuenta de Twitter. No sabemos si la ha desactivado o la ha suprimido permanentemente. Tenía unos 86.000 seguidores.
Sea como fuese, Fisker explicó en la siguiente publicación de Instagram que no quiere que su libertad de expresión esté gestionada o controlada por un competidor. Ciertamente, Elon Musk debe estar preocupadísimo por la amenaza que supone Fisker para su negocio. «Y no deseo que un competidor determine cómo mis seguidores viven su experiencia con Fisker según crecemos como compañía», añadió.
La imagen asociada -porque Instagram siempre implica publicar una imagen- representa un Fisker Ocean y el lema «importa cómo está hecho». En los comentarios le han dado al señor Henrik Fisker bastante leña por un movimiento que algunos califican de infantil o pueril. Como si Elon Musk no tuviese otra cosa que hacer que ponerse a husmear en mensajes cortos de texto de sus competidores -o de quien sea-.
Hay que poner esta gresca en contexto. En los primeros años de Tesla hubo un ir y venir de personas a la empresa, y uno de ellos fue el señor Henrik Fisker. Solo estuvo unos meses allí en 2007, colaborando en el diseño del Tesla Model S, pero no tardó en irse y fundar su propia empresa, Fisker Automotive. Esta empresa fabricó el Fisker Karma hasta 2013, cuando se declaró en bancarrota. Wanxiang Group se quedó con todo, menos con los logotipos y la propia marca, y de ahí salió Karma Automotive.
Actualmente Fisker tiene otra empresa, Fisker Inc., que traerá al mercado a finales de este año un SUV eléctrico, el Ocean, y ha prometido un modelo más asequible y revolucionario, el PEAR. Sea como fuere, incluso si Fisker logra complir todos los objetivos anunciados, producirá menos coches al año que Tesla en un trimestre, por lo de que son competidores… vamos a dejarlo en cuarentena. Por cierto, la cuenta de Fisker Inc. en Twitter sigue en el mismo sitio en el que estaba.
La libertad de expresión y sus límites confluyen en un acalorado debate
Al margen de este movimiento -posiblemente errado- del señor Fisker, en Twitter van a cambiar cosas. Elon Musk, que es uno de los pajaritos que más pía en la red social, ya se ha pronunciado en favor de una auténtica libertad de expresión, menoscabada por hordas de wokes ofendiditos modernos, canceladores organizados y bots que pueden silenciar cuentas de cualquier prestigio, incluso si no hay justificación, con reportes masivos de infracción de las normas. Musk aboga por limpiar Twitter de cuentas automatizadas.
Además, el sudafricano quiere que voces como la del ex presidente y empresario Donald Trump estén en Twitter y no sean boicoteados, y que incluso todos sus detractores puedan expresarse en la red social. Trump perdió su cuenta al albur de los disturbios en Washington D.C. del 6 de enero de 2021, en la víspera de la llegada al poder de Joe Biden, cuando miles de activistas simpatizantes con el Partido Republicano y movimientos conspiranoicos asaltaron el Capitolio, templo de la democracia en Estados Unidos.
Fue un hecho sin precedentes en la historia del país. A Trump se le consideró un instigador y fue expulsado de Twitter, aunque salió limpio de polvo y paja de aquella. Trump trabaja en una red social llamada Truth Social («verdad social» en inglés), su segundo intento después de que la plataforma Parler fuese tirada de Internet en pocos días al negarle Amazon AWS sus servicios en la nube. Truth Social está en línea, pero solo es accesible en Norteamérica a través de aplicaciones móviles.