A pesar de que la mayoría de fabricantes coinciden en que el futuro a corto, medio e incluso largo plazo de la industria automovilística pasa por el coche eléctrico a baterías, algunos están investigando soluciones alternativas, ya sea a nivel comercial o para competición, un ámbito en el que los constructores se muestran más reacios a abandonar el motor de combustión interna.
Mientras que firmas como Porsche están trabajando en el desarrollo de combustibles sintéticos, otras como Toyota ya están testando en circuito el uso de motores alimentados por hidrógeno. Sobre el papel, esta tecnología permite eliminar las emisiones de dióxido de carbono y de partículas, si bien todavía se mantienen las de NOx.
Alpine, la marca deportiva del Grupo Renault, ha sido la última en unirse a esta tendencia. El equipo de Fórmula 1 de la firma normanda es consciente de que, a pesar de que entre 2026 y 2030 los monoplazas de la categoría reina utilizarán motores híbridos más eficientes con combustibles sostenibles, el futuro de la competición pasa por la descarbonización.
Por ello, los franceses han comenzado a estudiar el posible uso de motores alimentados por hidrógeno en la Fórmula 1. Laurent Rossi, máximo responsable de Alpine, cree que los trenes de propulsión 100% eléctricos seguirán sin ofrecer un rendimiento a la altura de esta categoría durante unos años, predicción que justificaría la apuesta por el hidrógeno.
Alpine cree que el hidrógeno podría tener cabida en la Fórmula 1 dentro de una década
«No creo que el propulsor totalmente eléctrico esté listo. Puede tomar otros 15 años a partir de aquí. No veo eso para las próximas regulaciones o las siguientes. Echaremos un vistazo al hidrógeno como sistema de propulsión. Estoy convencido de que los fabricantes de motores de la Fórmula 1 tienen el deber de ayudar a dar forma a las regulaciones y encontrar soluciones.
Para nosotros, esta es una buena oportunidad para matar dos pájaros de un tiro: el hidrógeno es significativamente más limpio. Es cierto que no del todo, pero sí significativamente mejor que el combustible tradicional. Es abundante, mientras que el combustible orgánico o sintético es limitado, ya sea por la oferta o los costes de producción».
«Y en segundo lugar, el sonido permanece. Tal vez en 20 años la gente se olvide de él porque a las generaciones más jóvenes podría importarles menos y podrían estar acostumbrados a los automóviles silenciosos. Pero por ahora es una parte integral del espectáculo. No debemos olvidar que la Fórmula 1 es entretenimiento. Es un negocio. Pero este negocio se basa en que la gente lo vea, lo disfrute y lo ame. Así que estamos buscando este camino.
Nuestro papel será inspirar a otros, como los reguladores. Nos gustaría demostrar que funciona, pero primero tenemos que demostrárnoslo a nosotros mismos. Tenemos que ver si es más que una esperanza. Si funciona, entonces queremos probarlo. Si Porsche, Ferrari y otros fabricantes quieren seguir filosofías diferentes, que así sea. Pero siempre es mejor si tenemos varias opciones sobre la mesa».
El principal problema de esta tecnología, eficiencia aparte (se requiere de mucha energía eléctrica para obtener hidrógeno mediante electrolisis, a lo que tendríamos que sumar el pobre rendimiento de los motores de combustión interna), es que para lograr autonomías lo suficientemente amplias como para cubrir la distancia de una carrera, sería necesario el uso de voluminosos depósitos de cientos de litros de capacidad.
Fuente | Motor