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La extracción de materiales para baterías del fondo del océano, una interesante alternativa a la minería terrestre

La mayoría expertos coinciden en que, tanto a corto como a medio y largo plazo, uno de los principales cuellos de botella para la popularización del coche eléctrico será la escasez de materias primas para sus baterías. Por este motivo, cada vez son más los fabricantes que apuestan por la química LFP (litio-ferrofosfato), que prescinde de costosos minerales como el cobalto.

Sin embargo, el propio litio también podría limitar el crecimiento de esta industria, no por escasez, sino porque su ritmo de extracción está aumentado de forma muy lenta. Así, han comenzado a surgir alternativas como las baterías de sodio, un material muchísimo más abundante y fácil de extraer. Gigantes como CATL ya han puesto el ojo en esta tecnología.

Otra alternativa que parece estar ganando tracción en los últimos tiempos es la obtención de materias primas del fondo del océano. Las reservas de cobalto, cobre, manganeso y níquel en las llanuras abisales son vastas, por lo que su extracción a gran escala podría permitir aumentar la producción de baterías de forma drástica.

Se calcula que hay 274 millones de toneladas métricas de níquel en la Zona Clarion-Clipperton, un área del Océano Pacífico de 2,7 millones de kilómetros cuadrados situada entre México y Hawái. Podemos comparar esta cifra con los 95 millones de toneladas métricas de las reservas terrestres. En cuanto al cobalto, se calcula que hay 44 millones de toneladas métricas, frente a los 7,5 millones terrestres.

Planta de procesado de materias primas para baterías

El impacto medioambiental de la minería submarina todavía debe evaluarse

Aunque diversas empresas ya están desarrollando tecnologías para explotar los recursos del lecho marino (aspiradoras de gran tamaño, robots autónomos…), lo cierto es que la minería submarina todavía no se ha implantado a gran escala; además, no son pocos los grupos ecologistas que piden que se evalúe su impacto medioambiental antes de iniciar las extracciones.

Firmas como BMW, Google, Samsung, Volkswagen o Volvo han firmado una moratoria, comprometiéndose a no obtener materias pimas del fondo marino hasta que no se concrete este punto, pues la minería submarina podría conllevar la desaparición del hábitat de numerosas especies. Otras como General Motors han confirmado que, antes de apostar por esta solución, estudiarán detenidamente sus efectos en la naturaleza.

De establecerse y convertirse en una industria a gran escala, la minería submarina permitiría reducir la dependencia occidental de China, que actualmente controla gran parte de la cadena de suministro, así como de países como la República Democrática del Congo, región líder en la extracción de cobalto.

Fuente | Automotive News Europe

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