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Alemania y otros países europeos harán frente común para lograr una normativa de emisiones Euro 7 más laxa

Un nutrido grupo de países europeos (Alemania, Italia, República Checa, Polonia, Portugal, Rumania, Hungría y Eslovaquia) están evaluando formar un frente común para forzar que la versión definitiva de la normativa de emisiones Euro 7 sea más laxa de lo previsto originalmente.

Aunque la Unión Europea afirma que los beneficios para la salud superarán con creces los costes, estos países se oponen a su aprobación debido al elevado desembolso económico que supondrá a los fabricantes en un momento en el que la mayoría de inversiones se están centrando en la electrificación.

«Nuestro objetivo es […] hacer que las condiciones sean realistas, que sean alcanzables», explica el ministro checo de Transportes, Martin Kupka, que ha querido señalar que el periodo de adopción de la Euro 7 será demasiado corto (la propuesta actual contempla una entrada en vigor para mediados del año 2025).

Kupka propone un margen de cuatro años, así como algunos cambios técnicos para dar un balón de oxígeno a la industria. «Si realmente queremos llevar a Europa a una mayor neutralidad de carbono, creo que debemos implementar medidas tecnológicamente realistas».

Unión Europea

La Euro 7 ha sido muy criticada por la industria

Los representantes de estos países, que se reunieron en Estrasburgo, también acordaron una alianza para presionar a la Comisión Europea con el objetivo de que elabore una propuesta vinculante sobre la exención de los combustibles sintéticos de la prohibición de vender coches con motor de combustión interna en el mercado común a partir de 2035.

La ACEA (Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles) también advirtió hace unas semanas de que el calendario provisional resulta poco realista. «La Euro 7 supone un importante refuerzo respecto a los criterios actualizados […] en 2020 con la norma Euro 6d. No es una simple extensión del estándar Euro 6 lanzado en 2014».

Producción del Ford Fiesta en Colonia (Alemania)

Grupos como Stellantis han señalado en los últimos meses que la Euro 7 podría beneficiar a las marcas chinas, que están introduciéndose en el mercado europeo con modelos 100% eléctricos. Carlos Tavares, CEO de la compañía, cree que el nuevo estándar obligará a los fabricantes del viejo continente a desviar parte de sus inversiones de la movilidad eléctrica.

«No creo que Europa necesite [la normativa] Euro 7. Va a desviar parte de nuestro poder de I+D a algo que no necesitamos, mientras que nuestros competidores chinos ingresan al mercado únicamente con coches eléctricos a baterías. ¿Por qué estamos usando nuestros recursos para una tecnología que queremos prohibir? No es de sentido común».

Fuente | Automotive News Europe

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