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Arabia Saudí confirma la reducción de la producción de petróleo, que aumentará el precio de los carburantes

Arabia Saudí mantiene su estrategia de reducción de producción de petróleo, y siguiendo los pasos de Rusia, ha confirmado que la decisión de recortar de nuevo la producción durante tres meses, algo que tendrá su impacto en un incremento de los costes de los carburantes.

Esto supone que los árabes alargarán el recorte de un millón de barriles diarios hasta el mes de diciembre, cuando las previsiones del resto de países apuntaban a que sería de solo un mes más.

Esta situación se está notando en las gasolineras, donde en las últimas semanas los precios del diésel y gasolina han vuelto a repuntar de forma sustancial. Todavía lejos de los máximos del pasado año, cuando en noviembre, cuando el diésel llegó a los 2 euros el litro.

Pero la situación parece estar tomando de nuevo la misma dirección, ya que estamos a las puertas del invierno otra vez con los precios del petróleo en plena fase ascendente, que hace que la gasolina esté prácticamente al mismo nivel del pasado año a estas alturas, justo antes de la escalada de octubre-noviembre.

Además, estos tres meses de ampliación de los recortes por parte de Arabia Saudí, que se suman al recorte de 300.000 barriles diarios de Rusia, se producen justo en el momento en el que la demanda internacional está alcanzando picos históricos, lo que ha provocado que los precios de los barriles a nivel mundial tengan que reajustarse, repuntando durante los meses de verano.

Actualmente, el barril de Brent se sitúa en los 90,32 dólares, tras experimentar una subida de casi un punto y medio. Con este escenario crítico entre manos, se espera que el precio continúe ascendiendo y no se descarta que se produzca un aumento súbito en cualquier momento que ponga en jaque no solo el abastecimiento de crudo, sino también la recuperación de las economías.

Esta subida no tiene impacto solamente en duro trámite de tener que pasar por la gasolinera. También tiene una fuerte influencia en el coste de casi todo lo que compramos, y por ende en el IPC. Un índice de precios al consumo que ha encarecido la cesta de la compra de los españoles y que según el INE, tiene su origen principal precisamente en el encarecimiento de los carburantes.

Los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea muestran una clara tendencia al alza en el precio tanto del diésel como de la gasolina durante las últimas ocho semanas, en las que ambos carburantes acumulan subidas del 12% y el 8%, respectivamente. El litro de gasoil ha pasado de pagarse a 1,437 euros a principios de julio a alcanzar los 1,612 euros en la última semana, su nivel más alto desde mediados de febrero. En paralelo, el precio de la gasolina ha escalado de 1,591 a 1,721 euros por litro, el dato más elevado en lo que va de año.

Una peligrosa exposición a unos carburantes que, como estamos viendo de forma gráfica cada vez que vamos al super a hacer la compra, está en manos de unos pocos estados que pueden manejar los precios a su antojo, y por lo tanto, pueden decidir si apretar el cuello de las economías occidentales a su gusto.

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