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¿Cómo lograr que los coches eléctricos se vuelvan asequibles? Este experto lo tiene claro: usar baterías más pequeñas y expandir la red de carga

A día de hoy, uno de los principales problemas a los que continúan enfrentándose los coches eléctricos de cara a su popularización masiva son sus elevados precios. Sin embargo, la industria avanza con rapidez, y se espera que en unos pocos años resulte más económico producir este tipo de automóviles que sus equivalentes térmicos.

El medio británico Autocar ha realizado un interesante informe en el que repasa de la mano de un experto en la materia las distintas herramientas con las que cuentan los fabricantes para abaratar sus próximos vehículos eléctricos. Se trata ni más ni menos que de Andy Palmer, antiguo director de operaciones de Nissan y responsable del nacimiento del LEAF.

«En el momento de su lanzamiento, el coste era mayor que el precio sugerido por el fabricante. Así que no era sólo que no estuviéramos cubriendo nuestros gastos generales. Ni siquiera cubríamos el coste de los materiales. [Desde entonces] las baterías han bajado de alrededor de 1.000 dólares por kWh a 150 dólares.

Si asumimos que el pensamiento de los fabricantes es que se necesita una batería de 60 kWh, eso significa que el pack les está costando 9.000 dólares. Si a eso le sumamos los gastos generales y un margen del 15% para el distribuidor, el coste [del coche] aumenta a alrededor de 41.500 dólares. Eso sin ningún beneficio para el fabricante».

Nissan LEAF de segunda generación

Las baterías LFP y las de sodio jugarán un papel fundamental

Palmer estima que las baterías de alto rendimiento bajarán dentro de unos años de los 80 dólares por kWh, si bien el ritmo de descenso se está ralentizando. También señala que otra vía es utilizar packs más pequeños, pues una batería de 24 kWh como la del LEAF original permitiría poner a la venta un coche de 20.000 dólares sin que el fabricante perdiera dinero.

«La solución para un vehículo eléctrico asequible no es esperar a que la tecnología madure, no es necesariamente jugar con la química: es simplemente utilizar una batería más pequeña. Pero para tener una batería más pequeña, necesitas la infraestructura de carga. Esa es la clave. A menos que se consiga rápidamente una infraestructura eficaz, la gente no optará por los vehículos eléctricos«.

Nissan Chill-Out, adelanto conceptual del LEAF de tercera generación

«La gente seguirá citando el ‘range-anxiety’ y no cambiará esa mentalidad. Con una red ubicua, las personas no se preocuparán tanto por el alcance, sabrán que siempre pueden usar un cargador y ahí es cuando se podrá aceptar una batería más pequeña. Ahí es cuando se producirá la transformación».

Palmer también cita el paso de las baterías NCM (níquel, cobalto, manganeso) a las LFP (litio-ferrofosfato) como una forma de contribuir a la reducción de costes. Otras soluciones como las baterías de sodio y el electrolito sólido también jugarán un papel relevante en el futuro, si bien esta última tecnología «sigue siendo una ruta costosa».

Fuente | Autocar

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