
La fábrica de BYD en Hungría recibe la primera maquinaria: el Dolphin Surf será el primer modelo producido en Europa
BYD ha recibido en Hungría la primera maquinaria para su planta europea. Las pruebas de producción comenzarán a inicios de 2026 y la fabricación masiva en el segundo trimestre. El objetivo: esquivar aranceles y reforzar su posición en el mercado europeo de coches eléctricos.

La primera tanda de equipos para las líneas de producción de BYD ya está en Szeged, Hungría. Un movimiento clave que confirma que el fabricante chino está a punto de pisar el acelerador en Europa.
Según la información que manejan fuentes cercanas a la compañía, la planta húngara comenzará la producción de prueba en el primer trimestre de 2026, con la fabricación en serie prevista para el segundo trimestre. Algo que quiere decir que, si no hay imprevistos, a lo largo del verano llegarán a los concesionarios los primeros coches fabricados por BYD en Europa.
La historia de esta fábrica arrancó en diciembre de 2023, cuando BYD anunció oficialmente su plan para levantar un centro de producción en Hungría. La idea era clara: fabricar en territorio europeo para esquivar los aranceles extra a los coches eléctricos y reforzar su competitividad frente a rivales ya asentados. En enero de 2024 firmó un acuerdo preliminar de compra de terrenos y, para septiembre de 2025, la marca aseguraba que las obras iban según lo previsto.

El 9 de diciembre, medios chinos publicaban en Weibo un vídeo mostrando la descarga de la primera remesa de maquinaria destinada a la fábrica de Szeged. Según esta fuente, las pruebas de producción arrancarán a comienzos de 2026, quedando el inicio de la fabricación en masa para antes del verano.
Este calendario supone una ligera desviación respecto a lo que la propia BYD había defendido inicialmente, ya que la marca apuntaba a que la planta entraría en funcionamiento antes de terminar 2025. Reuters, sin embargo, ya adelantó que BYD barajaba retrasar el arranque hasta 2026. Además, todo apunta a que la instalación funcionará por debajo de su capacidad total durante los primeros meses, como es habitual.

El primer coche eléctrico que saldrá de las líneas húngaras será el Dolphin Surf, un urbano que BYD lleva tiempo posicionando como su apuesta más económica para Europa. A este modelo se sumarán más adelante otros como el Atto 3, el Dolphin, el Seal y el Seal U. En su punto álgido, la fábrica debería alcanzar una capacidad máxima de 300.000 coches al año, aunque para eso todavía faltan unos años.
El salto productivo en Hungría permitirá a BYD esquivar el 30,7% de aranceles que deben pagar para entrar en la UE. U ahorro que se suma al coste logístico. Unas penalizaciones que convierte la fabricación local en casi una obligación para seguir compitiendo en precio dentro del mercado europeo y seguir expandiendo unas ventas que no paran de crecer en el viejo continente.


