Los coches eléctricos chinos no tendrán un ‘camino de rosas’ en Europa por estos motivos
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Publicado: 18/08/2023 13:10
No hay ningún tipo de duda de que los fabricantes chinos lideran la revolución hacia la movilidad sostenible. China lleva décadas aplicando una estrategia de inversión y enfoque tecnológico hacia toda la cadena de producción del coche eléctrico: baterías, materias primas, vehículos…
Tanto, que las cifras actuales y las proyecciones de cara al futuro respaldan el claro dominio en el mercado de los vehículos eléctricos. Tal es su dominio que el 59% de los coches eléctricos que se venden en todo el mundo corresponden al mercado chino, alcanzando una cuota de mercado del 28% en el país asiático.
Cifras que van por encima de las predicciones del Ministerio de Industria en China, que preveían un 25% de cuota para el año 2025. Tal es su dominio que los principales fabricantes de coches eléctricos chinos están en plena expansión hacia el extranjero, siendo ya una realidad su llegada al mercado europeo.
Los obstáculos que tendrán que sortear las marcas chinas en Europa
Cuando vemos los precios de los coches eléctricos que se venden en China, nos damos cuenta de la enorme diferencia que hay en comparación con Europa. Para que te hagas una idea: el precio promedio de un coche eléctrico en China en 2022 fue de 32.000 euros, mientras que en Europa es de unos 56.000 euros, según datos de JATO Dynamics.
Aunque el precio de los coches eléctricos chinos sea la principal baza de sus marcas, no tendrán un camino tan fácil en Europa. Sus inicios no están siendo malos: en este arranque de 2023 ya han alcanzado un 8% de la cuota de mercado de coches eléctricos vendidos en Europa, frente al 4% que tenían hace apenas dos años. Además, muchos coches eléctricos están llegando con las cinco estrellas de seguridad Euro NCAP bajo el brazo.
Aun así, diferentes barreras se ponen delante de las marcas chinas: los costes de importación, problemas de logística (puertos saturaros con largos plazos de entrega), impuestos sobre las ventas, cumplimiento de requisitos de certificación europeos, estereotipos de fabricación, un mercado todavía poco desarrollado… así como necesidades diferentes del cliente europeo, que busca baterías más grandes para afrontar viajes más largos, lo que terminaría por encarecer los precios.
Barreras que, poco a poco en algunos casos, se están superando. ¿Quién no recuerda los problemas similares que tuvieron que afrontar las marcas japonesas y surcoreanas hace pocas décadas?
Las marcas europeas ya están preocupadas
Los fabricantes occidentales, europeos y norteamericanos, están nerviosos ante el tsunami chino que se avecina y están empezando a tomar medidas, así como los gobernantes con planes de ayudas a la compra, a la producción y al desarrollo de nuevas baterías, de cara también a reducir la dependencia del gigante asiático.
No obstante, desde allí lanzan varios avisos de advertencia: el subdirector general de la asociación de fabricantes de coches chinos, Chen Shihua, advirtió que el desembarco de sus marcas en Europa podría estarse acelerando en exceso, «sin un enfoque claro. Deberíamos prestar atención a los riesgos».
Una noticia que da muestras de esta expansión es que, por primera vez, el Congreso Mundial de Vehículos de Nueva Energía de los fabricantes chinos se realizará en Europa, con motivo del Salón de Múnich que se celebra a principios de septiembre.
Precisamente en Alemania se hizo recientemente una encuesta sobre el conocimiento de las marcas chinas. Mientras que el 95% de los encuestados conocía a Tesla, solo el 14% conocía a BYD, el segundo gran fabricante de coches eléctricos a nivel mundial; solo el 17% había oído hablar de Nio, un 10% de Geely y el 8% de XPeng.
El camino de las marcas chinas todavía es largo, pero ya están empezando a tomar medidas para sortear estos problemas, como el establecimiento de fábricas, centros de exhibición, pruebas de conducción e incluso oficinas de diseño (caso de GAC en Milán) para conocer mejor al cliente europeo y dar a conocer la calidad de sus coches eléctricos de primera mano.