China ha confirmado el desarrollo de una nueva batería de iones de sodio que destaca por lograr una densidad energética similares a las celdas LFP, pero que lo hacen con unos componentes más sencillo y económicos, lo que le permite ofrecer una alternativa potencialmente mucho más económica.
Este diseño es obra del Instituto de Investigación de la Industria Tecnológica Nikola, Chongqing, que ha confirmado la salida de las líneas de producción piloto de las primeras celdas de sodio nanosólidas que se convierte en la primera de su categoría en comenzar su fabricación.
La batería utiliza materiales de electrodos positivos y negativos de alto rendimiento desarrollados por el Instituto de Investigación de la Industria de Ciencia y Tecnología Nikola, combinados con tecnologías avanzadas como la nanomodificación de la superficie del electrodo negativo.
Según el equipo de diseño, el resultado son unas baterías capaces de lograr una densidad energética en celda de entre 160 y 180 Wh/kg, lo que le colocan en la parte más alta de los modelos de sodio, y a la altura de las celdas de litio-ferrofosfato.
Otra de las ventajas, según explican sus desarrolladores, es que esta batería de iones de sodio nanosólida cuenta con unas elevadas tasas de estabilidad térmica, una larga vida útil y buen rendimiento a bajas temperaturas.
Esto las convierte en una opción muy interesante para coches eléctricos, pero perfectas para soluciones estacionarias, como las baterías de respaldo en zonas de clima frío.
Pero sin duda el punto más interesante es el potencial económico de esta tecnología. Sus diseñadores indican que con una economía de escala robusta, los productores podrán lograr unos costes del 50% inferior a los precios de las baterías de litio.
Una alternativa que ahora comenzará sus pruebas de verificación de rendimiento, paso previo al inicio de su producción en masa que debería comenzar en breve.
