«Nos llamamos Volkswagen». El fabricante alemán reconoce su error estratégico con el coche eléctrico
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Publicado: 29/07/2024 09:39
Detrás del logo de Volkswagen se vislumbran las dos iniciales de la compañía: la V de Volk (pueblo) y la W de Wagen (coche). La idea principal de este diseño fue que se mostrase como el coche del pueblo. Pero esta premisa ha sido abandonada en las últimas décadas en favor de coches más caros. Algo que se ha agudizado con el coche eléctrico que ahora está viendo como no encuentra comprador, sufriendo importantes caídas de ventas.
La cuota de ventas de coches eléctricos de Volkswagen en el primer semestre de 2024 ronda el 12%. Muy lejos del valor objetivo del 31% que sería necesario para cumplir con los límites de CO2 que se pondrán en marcha el próximo año.
El jefe de Volkswagen, Oliver Blume, declaró en abril al diario Frankfurter Allgemeine: «En nuestra opinión, este objetivo es demasiado ambicioso a corto plazo. Si el mercado continúa desarrollándose como hasta ahora, esta regulación costará a los fabricantes más de diez mil millones de euros en multas.»
Las bajas ventas de coches eléctricos tienen una razón y es que las marcas europeas han centrado sus esfuerzos en los segmentos medios y altos de precios. La propia Volkswagen cuenta con una opción de acceso en forma de un ID.3 que cuesta unos 38.000 euros. Una cifra muy por encima de lo que debería ser un coche del pueblo.
La marca germana trabaja en una alternativa, el ID.2, que debería contar con un precio en torno a los 25.000 euros. Una cantidad que sigue siendo elevada para este objetivo de coche popular, pero que se acerca bastante a los estándares actuales.
El problema es que Volkswagen ha estado dando bandazos en los últimos años con este proyecto, cambiando de socio en medio del camino, lo que ha provocado que su llegada se vaya a producir uno o dos años después del lanzamiento de las opciones económicas de sus rivales.
Incluso algunas marcas, sin mucho ruido, ya están desplegando sus coches de bajo coste, como es Stellantis, que ha lanzado tanto el propio Citroen e-C3, como también un sorprendente Opel Frontera.
El problema para Volkswagen es que todo este tiempo perdido puede ser irrecuperable. No solo sus rivales europeos parecen estar poniéndose la pilas más rápidamente, sino que también está la llegada de las marcas chinas, como Leapmotor, que de la mano de Stellantis ya está ultimando su fábrica en Europa, y que comenzará sus ventas en poco más de un mes en nuestro mercado. Y además lo hará atacando desde el inicio los segmentos de acceso.
BYD también trabaja en lanzar nuevas propuestas en el segmento A, con un Dolphin Mini que se ha convertido en un fenómeno de masas en China gracias a su excelente equilibrio entre diseño, calidad, equipamiento y precio.
Peor se puede poner en 2026, cuando tengamos en nuestro mercado nuevas marcas, como Firefly, que será la división de bajo coste de NIO para Europa, así como la más que previsible llegada del Tesla más económico, todavía por bautizar y que debería situarse en el arco de los 30.000 euros. Peligrosamente cerca de la propuesta del Volkswagen ID.2.
Un error estratégico que la propia Volkswagen reconoce, y que ahora les hará mucho más difícil recuperar un terreno perdido que no solo les costará ventas, sino también tendrá su impacto en unas multas por emisiones que harán empeorar todavía más la situación.