Alemania se bloquea en su estrategia para el coche eléctrico y camina hacia el colapso

Alemania no se pone de acuerdo en las medidas necesarias para recuperar las ventas de coches eléctricos y ayudar a los grupos locales a ser más competitivos frente a los extranjeros y camina de forma imparable hacia el colapso de su industria automovilística.

Alemania se bloquea en su estrategia para el coche eléctrico y camina hacia el colapso
Planta de Volkswagen en volkswagen Zwickau, Alemania

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Publicado: 26/09/2024 09:39

Este pasado lunes ha tenido lugar en Berlín un importante acuerdo entre el gobierno alemán y la industria del automóvil. Tanto políticos, como directivos de los fabricantes, sindicatos y empresas auxiliares, discutieron cuales serían las medidas más adecuadas para recuperar las ventas de coches eléctricos y evitar el colapso del sector a medio y largo plazo. Pero la reunión ha terminado sin acuerdo y sin medidas concretas.

Por un lado, la industria de los fabricantes pedía la puesta en marcha de ayudas directas. Grandes grupos, como Volkswagen, solicitaban al estado una ayuda de 4.000 euros para la compra de coches eléctricos, que se complementaría con un descuento del fabricante de 2.000 euros. En total, 6.000 euros, que podrían llegar a los 9.000 euros con el achatarramiento de coches viejos a la hora de comprar un eléctrico.

También han pedido al gobierno que presione a Europa para reducir las exigencias de emisiones para el próximo año, que amenaza gravemente las cuentas y los beneficios de los grupos alemanes.

Los grupos ambientalistas por su parte, como Greenpeace, pedía la puesta en marcha de programas de ayudas a la compra, pero limitados a coches de hasta 30.000 euros, y además un presupuesto que se financiase con un mayor impuesto a los coches más contaminantes.

Pero ambas propuestas han sido, de momento, rechazadas desde el gobierno, al indicar que no quieren repetir el error de crear un efecto pasajero con la activación de las ayudas.

Según el Ministro de Economía, Robert Habeck, habrá apoyo del estado, pero subrayó que: «No se deben tomar decisiones precipitadas ni medidas pasajeras. Las medidas efímeras solo tendrían el efecto de impulsar temporalmente el mercado, que luego podría volver a colapsar. Se trata de una cuestión de fiabilidad de la planificación a largo plazo. En el debate hubo consenso al respecto«.

Desde el gobierno se ha propuesto la creación de un sistema de renting social. Un modelo que seguiría el formato del puesto en marcha en Francia, que permite a las rentas medias y bajas acceder a un coche eléctrico con una mensualidad muy baja, desde menos de 50 euros al mes, sin entrada, y con la opción de quedarse el coche al finalizar el contrato pagando el valor residual.

Oras voces, como el Primer Ministro de Baja Sajonia, Stephan Weil, propone una reducción de impuestos sobre la compra de coches eléctricos. Según el Sr. Weil: «Esto tendría la ventaja de que se podría crear un incentivo inmediato para comprar, pero el déficit de ingresos en los presupuestos públicos sólo tendría que compensarse gradualmente en los próximos años«.

Opinión

Imagen generada por la IA DALL-E

Los fabricantes alemanes se enfrentan a unas cifras de ventas bajas, y a unos costes elevados en su lenta transición energética.

Al mismo tiempo, las cifras en mercados clave, como China, se están derrumbando a pasos acelerados. Mercedes y BMW han recortado sus expectativas de beneficios para el año en curso. Volkswagen ha rescindido el acuerdo que blindaba el trabajo en sus fábricas de Alemania y ya no descarta el cierre de plantas por primera vez desde la segunda guerra mundial, y realizar decenas de miles de despidos.

Al mismo tiempo, los fabricantes chinos y Tesla continúan con sus planes de implantación en Europa, donde llegan con unas propuestas cada vez más ambiciosas, y también con precios cada vez más competitivos, frente a lo que los europeos responden con vehículos obsoletos antes de su llegada al mercado, y con precios exageradamente altos.

Unos grupos europeos que lo han dejado todo en manos de los aranceles, y que rezan para que Europa salga a su rescate con un nuevo retraso en la implantación de los límites de emisiones, para poder seguir estirando el chicle del motor de combustión unos trimestres más.