Según Luca de Meo, CEO de Renault «Europa debe empezar a invertir en coches eléctricos para competir con China»
El presidente de Renault analiza la difícil situación de los fabricantes europeos ante una era de transformación energética y digital que está dejando atrás a las viejas glorias del continente ante la avalancha china.
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Publicado: 27/09/2024 09:07
En un artículo publicado en el diario italiano II Sole 24 Ore, el director general del Grupo Renault, Luca de Meo, detalla las debilidades actuales de la industria automovilística europea y recuerda lo que se debe hacer para que ésta se ponga al día rápidamente, en particular frente a China.
Según el máximo responsable de Renault, «Para que Europa salga con la frente en alto de la fase delicada en la que se encuentra, es hora de trabajar en equipo e invertir en innovación. Éste es, en definitiva, el mensaje que me gustaría transmitir. Este trabajo titánico debe tener en cuenta la magnitud y la magnitud del desafío. Me alegra ver una vez más subrayada la importancia de nuestro sector: la industria del automóvil sigue siendo uno de los motores industriales de Europa.»
Según los datos, el sector del automóvil representa en torno al 8% del PIB de la UE, un tercio del gasto privado en I+D y 13 millones de puestos de trabajo. Algo que supone que perder peso en este supondría un fuerte desequilibrio estructural para el bloque comunitario.
Falta de competitividad grave de Europa
En los últimos diez años, el centro de gravedad del mercado mundial del automóvil se ha desplazado hacia China, que por sí sola representa el 30% del mercado mundial y el 60% del mercado de coches eléctricos.
Para el presidente de Renault, la falta de competitividad no se debe solo a costes energéticos y laborales: el sistema europeo invierte de 2 a 3 veces menos en innovación tecnológica que los competidores chinos, y además, Europa lo hace de una forma menos coordinada y menos convergente hacia los grandes proyectos.
El directivo italiano también indica que un mercado único de capitales nos hace menos atractivos para los inversores y el dinero de los europeos. Se dirige con demasiada frecuencia a otros centros financieros. El informe Draghi destaca la necesidad de un enfoque más colaborativo entre naciones, sectores y empresas.
China está ganando la partida del coche eléctrico por la capacidad de crear ecosistemas donde se pueden afrontar los desafíos competitivos, por naturaleza transversales a industrias y geografías. Europa debe volver urgentemente a hablar de estrategia industrial , como se menciona constantemente en el informe Draghi, y el sector del automóvil podría y debería ser uno de los primeros en beneficiarse de ella.
Como ejemplo y actualidad, De Meo destaca la proliferación excesiva y en ocasiones punitiva de las normativas europeas, que obliga a los fabricantes a dedicar hasta el 25% de sus recursos a I+D para cumplirla.
Ante esto, el presidente de Renault apela al informe Draghi, que propone simplificar y verificar la coherencia de todas las reglamentaciones que afectan al sector del automóvil, según un calendario pertinente.
Problemas sin revolver a la vuelta de la esquina de 2025
El presidente de Renault pone sobre la mesa también varios de los problemas que afectan a los fabricantes europeos, empezando por lo más básico. La falta de capacidad y control sobre la cadena de producción de componentes como motores o baterías.
Europa no tiene ni una sola instalación de tratamiento de tierras raras, y acaba de inaugurar, en pleno 2024, su primera refinería de litio. Todo el suministro está en manos extrajeras, principalmente de China, lo que limita la capacidad de producción y la capacidad para acceder a precios más competitivos. Además del riesgo de dependencia de potencias externas.
«Nos acercamos a 2025 con un mercado de coches eléctricos que es la mitad de lo que debería ser, y esto sin visibilidad sobre las medidas para estimular la demanda, y sobre todo con la espada de Damocles de multas de miles de millones por exceso de emisiones, mientras nosotros, la industria del automóvil, estamos a punto de lanzar nada menos que 86 nuevos modelos de coches eléctricos en 24 meses. Éste es un caso concreto en el que Europa podría dar una señal de pragmatismo y mostrar su capacidad para apoyar la transición mirando al objetivo y no al plazo«.
También indica De Meo: «Si queremos reducir el impacto del transporte, no sólo tendremos que movernos con eléctricos, híbridos o de hidrógeno, tendremos que optar por movernos con vehículos más compactos y ligeros. El segmento de los coches pequeños es el que más ha sufrido por las regulaciones, hasta el punto de que nos resulta muy difícil producir vehículos compactos de manera rentable. La oferta y el segmento se están reduciendo, el precio de entrada al nuevo mercado ha aumentado un 60% en 10 años. Este fenómeno explica en gran medida la deslocalización de determinadas fábricas al sur del Mediterráneo y a Europa del Este, y también explica por qué Francia, Italia y España, que alguna vez fueron grandes productores de automóviles, quedaron vaciadas…«
Opinión
Como vemos, y como venimos advirtiendo años y años desde aquí, los fabricantes europeos se han dormido en los laureles en cuanto a innovación. Se habla de grandes programas de inversión, pero la realidad es que el producto final es muy poco competitivo. Modelos poco imaginativos, poco eficientes, sin apenas diferencias con los coches con motor de combustión, y que no han sabido adaptarse a una nueva era.
El efecto del «directivo viejo» que atenaza a los grandes grupos europeos y americanos, que quieren lanzarse a la era de la digitalización de la mano de unas directivas envejecidas que solo buscan salvar el corto plazo y sus beneficios, y que encargan el diseño de los coches a los técnicos e ingenieros de toda la vida, que no tienen imaginación ni entusiasmo en las nuevas tecnologías, con el resultado de propuestas poco o nada atractivas que se venden, poco, porque no hay alternativas.
Pero esas alternativas están empezando a llegar, y en breve, los grupos europeos no venderán ni poco. No vendrán nada. La duda ahora es cuánto nos va a costar a los europeos rescatar a nuestros grupos automovilísticos.