
Así se pierde hasta un 30% de energía cada vez que cargas tu coche eléctrico, y así puedes evitarlo
El ADAC ha analizado las pérdidas energéticas al cargar coches eléctricos y confirma grandes diferencias según el método usado. Las tomas domésticas pueden desperdiciar hasta un 30% de energía, mientras que los wallbox reducen ese margen a menos del 10%. Cargar correctamente puede suponer un ahorro de hasta 120 euros anuales.

Cuando recargamos nuestro coche eléctrico, no toda la electricidad que sale del enchufe acaba en la batería. Parte de esa energía se pierde en forma de calor o consumo auxiliar. Pero, ¿cuánto se pierde realmente al cargar un coche eléctrico? El club automovilístico alemán ADAC ha realizado una prueba con cuatro modelos eléctricos para medir las pérdidas durante la carga, tanto en una toma doméstica como en un cargador dedicado.
Los resultados son claros: la forma de carga influye notablemente en el rendimiento. Especialmente, cargar desde un enchufe doméstico convencional puede suponer pérdidas energéticas muy elevadas, que a la larga se traducen en un mayor gasto económico y ambiental.
Enchufe doméstico contra wallbox: diferencias notables

Para el análisis, el ADAC utilizó cuatro modelos muy populares en Europa: el Renault ZOE, el Volkswagen ID.3, el Tesla Model 3 y el Fiat 500e. El mayor porcentaje de pérdida se detectó en el ZOE, con nada menos que un 24,2% de pérdida al cargar desde un enchufe convencional.
Estas pérdidas se deben a varios factores: el cargador interno del coche (que convierte la corriente alterna en continua) no es del todo eficiente, y además, durante la carga, el vehículo mantiene activo su sistema de 12 voltios, alimentando centralitas y componentes que pueden consumir entre 100 y 300 W por hora. A eso hay que añadir las propias pérdidas en el cableado, especialmente si no es de buena calidad o está sobredimensionado. En conjunto, las pérdidas totales desde un enchufe doméstico oscilan entre el 10% y el 30%.
La solución, un cargador doméstico
A pesar de que haya que realizar una inversión mayor uqe simplemente enchufar el coche a una toma convencional, apostar por un cargador doméstico tiene sentido a medio y largo plazo también desde el punto de vista económico. Estos permiten acceder a más potencia, lo que reduce el funcionamiento de los sistemas auxiliares y mejora la eficiencia del proceso.
Según las pruebas del ADAC, el Fiat 500e mostró la menor pérdida energética del estudio: solo un 6,3% al cargarse en un wallbox de 11 kW.
Aunque también hay pérdidas por conversión, el menor tiempo de carga y la mejor eficiencia del sistema permiten reducir los desperdicios de energía entre un 5% y un 10%. El cargador doméstico, además, cuenta con un sistema de cableado más robusto y preparado para la demanda de potencia de una sesión de carga.
¿Se pueden evitar las pérdidas al cargar?

Completamente no, pero sí minimizarlas. Según el ADAC, la mejor opción es cargar siempre con un cargador doméstico y a la máxima potencia disponible. Esto reduce el tiempo total de carga y disminuye el consumo de los elementos auxiliares. Además, el «tamaño» de la recarga (porcentaje de batería que se llena) no influye demasiado en las pérdidas, por lo que conviene aprovechar al máximo cada sesión de carga para lograr la mayor eficiencia.
Un ejemplo concreto: el Renault ZOE pierde un 14,3% menos energía si se carga en un wallbox en lugar de una toma doméstica. Traducido a dinero, esto puede suponer hasta 120 euros de ahorro al año para un coche que recorra unos 10.000 km/año.
¿Y en cargadores públicos?

En los puntos de carga públicos, la conversión de la corriente se realiza en la propia estación, no en el coche. Por tanto, las pérdidas son menores, pero también existen. Además, en este entorno se suman otros consumos, como los sistemas de climatización activa de la batería, que pueden consumir energía adicional si las temperaturas son extremas.
El estudio del ADAC deja claro que los sistemas de carga en alterna tienen aún margen de mejora. El club pide a los fabricantes que informen claramente sobre las pérdidas energéticas de sus vehículos y que optimicen los cargadores internos y el sistema de 12 V durante la carga.
La conclusión es que cargar con un enchufe convencional es más fácil y aparentemente más barato, pero como vemos, tiene un coste por su menor eficiencia, a lo que sumamos la no menos importante parte de la seguridad, ya que un enchufe no está, habitualmente, pensado para largas sesiones de carga a su máxima potencia.
Y ya por pedir, debemos asegurarnos que el cargador doméstico tenga unas buenas protecciones, y si está conectado al contador de la vivienda, que tenga un sensor de potencia dinámico, capaz de adaptar la potencia de carga del coche automáticamente para sacar el máximo partido a la potencia contratada sin riesgo de que nos salte el diferencial.
Fuente | ADAC