
El pequeño y absurdo problema que se ha convertido en el principal reto de los taxis autónomos
En los últimos años estamos viendo como diferentes flotas despliegan coches autónomos como taxis en diferentes ciudades. Unos vehículos dotados de la tecnología más puntera, pero que se están encontrando con un imprevisto tan sencillo como difícil de solucionar sin la ayuda humana. Que alguien deje una puerta abierta.

Cobrar por cerrar la puerta de un coche parece el arranque de un chiste malo. Pero no. En algunas zonas de Los Ángeles se ha convertido en un trabajo real, con facturas, aplicaciones y todo lo demás. La culpa la tienen los robotaxis, esos coches eléctricos autónomos que prometían el futuro… y no saben ni cerrar una puerta.
Con la expansión de los servicios de Waymo en California, varias empresas de grúas locales han encontrado un nuevo nicho de mercado: acudir al rescate de coches eléctricos autónomos que se quedan tirados en mitad de la calle porque un pasajero despistado no ha cerrado bien la puerta al bajarse. El coche, muy listo para unas cosas pero muy torpe para otras, decide que así no se mueve.
El precio del “servicio” es tan surrealista como la tarea en sí. Hasta unos 22 euros por acercarse, empujar una puerta y marcharse. Si el problema es más serio y el robotaxi se ha quedado bloqueado en plena ruta o sin batería, la factura puede subir hasta unos 55 o 75 euros.
Cuando la tecnología se olvida de lo básico

Las grúas reciben estos avisos a través de una aplicación llamada Honk, que trabaja directamente con la flota de taxis autónomos de Waymo en el área de Los Ángeles. El sistema es simple: puerta mal cerrada, coche parado. Hasta que no llega un humano y hace el gesto de toda la vida, el vehículo no continúa.
César Marenco, propietario de Milagro Towing en Inglewood, comenta que suele recibir unas tres llamadas a la semana relacionadas con Waymo. La mayoría de las veces es solo para cerrar una puerta, aunque en otras toca remolcar algún coche eléctrico que ha agotado la batería antes de tiempo. La situación se repitió hace poco en San Francisco, cuando un apagón dejó fuera de servicio varios semáforos y provocó que numerosos robotaxis de Waymo se quedaran bloqueados.

Puede que esta peculiar fuente de ingresos tenga los días contados. Waymo utiliza principalmente el Jaguar I-Pace como base para sus robotaxis actuales, un modelo que necesita que alguien cierre la puerta a mano. Sin embargo, la compañía ya está probando nuevos coches eléctricos autónomos desarrollados por la china Zeekr, que incorporan puertas correderas automáticas, al estilo monovolumen. Puertas que se abren y se cierran solas, como debería haber sido desde el principio.
Hasta que eso llegue, seguirá habiendo gente que, literalmente, cobra por cerrar puertas en pleno 2025, pero quedará la cuestión de qué pasa cuando el coche se queda sin carga por un imprevisto, como durante un apagón. ¿Cuándo podrán también cargar solos?

