
A pesar de que nadie lo quiere, BMW lanzará su sistema a hidrógeno en 2028
BMW dará en 2028 el salto definitivo al hidrógeno con su primer coche eléctrico producido en serie. La tercera generación de pila de combustible será más compacta y eficiente, con centros de producción clave en Steyr, Landshut y Dingolfing. Un paso más en su estrategia de mantener todas las tecnologías abiertas a pesar de que la demanda de esta tecnología no para de bajar.

Realmente curioso el anuncio por parte de BMW del lanzamiento del primer modelo de hidrógeno de producción en serie, que incluso ya tiene fecha marcada: 2028. El fabricante alemán ha empezado a organizar la cadena de suministro de su tercera generación de sistemas de pila de combustible, en un movimiento sorprendente en plena explosión de ventas de coches eléctricos, con unos modelos a hidrógeno que han pasado a la irrelevancia más absoluta.
Mientras en el Salón del Automóvil de Múnich los ojos se pondrán en el nuevo iX3 y, sobre todo, a la familia Neue Klasse, BMW ha querido adelantar los detalles de su próximo gran proyecto eléctrico. Se trata de su primer coche de hidrógeno producido en serie.
En los centros de Múnich y Steyr ya se fabrican los primeros prototipos de las pilas de combustible que se integrarán en el modelo definitivo. En esta fase, la producción se centra en validar los procesos de montaje y prueba, con especial atención a la escalabilidad y a la calidad industrial. Estos prototipos permitirán definir las estrategias de funcionamiento y validar el sistema a nivel de vehículo.
BMW no está sola en este camino. La colaboración con Toyota en pilas de combustible se remonta a 2014, cuando la marca japonesa suministraba el sistema completo. En la segunda generación, montada en el iX5 Hydrogen, Toyota solo aportó las celdas, mientras que BMW desarrolló el resto. Ahora, con la tercera generación, ambas trabajan de forma conjunta para ofrecer un sistema pensado tanto para turismos como para vehículos comerciales.
Un sistema más compacto y eficiente

La nueva pila de combustible será 25% más compacta que la actual, lo que facilitará su integración en distintas arquitecturas de vehículo. Además, la densidad de potencia será mucho mayor, con una eficiencia que superará claramente a la segunda generación. En las pruebas con el iX5 Hydrogen, la autonomía real ya estaba al nivel de los coches eléctricos de batería, y BMW asegura que en 2028 la mejora será sustancial.
Las claves de esta evolución estarán en la optimización de componentes y en estrategias de funcionamiento más avanzadas. El resultado será un mayor rango de autonomía y mejor rendimiento con un consumo energético menor. Aunque BMW todavía no ha facilitado cifras concretas sobre potencia, capacidad de los depósitos o autonomía final, sí ha confirmado cómo se organizará la producción.
El centro neurálgico será la planta de Steyr, en Austria, donde ya se producen los motores eléctricos de sexta generación para la Neue Klasse. Se están instalando bancos de pruebas y adaptando instalaciones para integrar esta tecnología de hidrógeno.
Una tecnología en caída comercial

La apuesta de BMW es cuando menos llamativa si atendemos a la evolución comercial de la tecnología. Las ventas mundiales de coches a hidrógeno alcanzaron su pico en 2021 con unas 15.500 unidades en todo el mundo, lo que supuso un aumento del 84% frente a 2020. Desde entonces, la tendencia ha sido claramente descendente: en 2022 se mantuvieron estables con 15.391 unidades (−0,7%), en 2023 cayeron hasta 14.451 (−30,2%) y en el primer semestre de 2024 se redujeron un 34,1% interanual con solo 5.621 coches. La caída continuó en el primer semestre de 2025, con 4.102 unidades y un descenso adicional del 27,2%.
Cifras que nos muestran de una manera clara que el mercado no quiere coches a hidrógeno, y que incluso nichos de mercado hasta hace poco con potencial, como el transporte pesado y maquinaria industrial, están siendo cubiertos por modelos a batería, mucho más eficientes y económicos.
Una difícil situación donde no sabemos muy bien cuál es la estrategia de BMW, y donde espera colocar sus modelos en un mercado en descenso, con una red de repostaje también menguando.