
Francia se rebela contra Bruselas y pide frenar la prohibición de los coches térmicos en 2035
Para ese año, la industria automovilística europea está obligada a vender únicamente coches eléctricos. Muchas marcas piden su aplazamiento y, desde hace poco, también algunos países de la UE. Ojo, no cualquiera, Alemania y Francia se suman al carro.

La actualidad en torno a los planes de Europa de revisar su programa de transición hacia el coche eléctrico está tomando un color que no invita al optimismo. Al menos para los que siguen pensando que el 2035 debe mantenerse como la fecha en la que se prohibirá la venta de los coches con motor de combustión, incluidos los híbridos e híbridos enchufables.
Tras el pasado IAA de Múnich en septiembre, la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se reunió con los principales actores de la industria automovilística del continente. En esa cita, la gran mayoría de marcas pidieron acciones para reformular el Pacto Verde y «salvar» al sector, en un contexto de debilidad en la demanda de coches eléctricos, la práctica ausencia de vehículos asequibles con esta tecnología, la presión de las marcas chinas…
Ojo, los fabricantes de coches fueron los primeros en presionar a la Comisión, pidiendo la instauración de una excepción para los vehículos híbridos enchufables como principal medida. Ahora, son algunos de los Estados miembros de la UE los que empiezan a mostrarse en público y a reclamar cambios. Y no son países “del montón”, sino dos potencias como Alemania, primero, y Francia, que se une a las peticiones hacia Europa para aplazar la prohibición de los vehículos con motor térmico.

A través de un informe aprobado por la Comisión de Asuntos Económicos del Senado francés, varios parlamentarios alertan de que la industria automovilística del país está en riesgo de desplomarse si desde Bruselas no se revisan sus planes. El documento apunta a una transición eléctrica «forzada» y de un sector «debilitado por dos décadas de deslocalización», lo que obliga a los fabricantes a afrontar «inversiones colosales en un mercado en contracción».
¿El resultado? En Francia, como está pasando de forma generalizada en Europa, la producción y las ventas están muy por debajo de las cifras pre pandemia: un 40% menos de producción nacional y un 20% menos de ventas de coches nuevos en el país galo, con unos precios medios que han crecido además un 24% en el último lustro. Y no se olvidan los parlamentarios franceses que el continente europeo todavía importa el 80% de sus baterías desde Asia.
Lo cierto es que Francia ha sido una de las regiones que siempre ha tenido en el punto de mira la «competencia desleal» de los coches eléctricos chinos aquí en Europa. Fue uno de los 15 países que votó a favor de los aranceles adicionales contra los fabricantes del gigante asiático, e incluso en sus ayudas públicas, tomando como referencia la huella de carbono en su producción, lo que en la práctica excluía a los vehículos procedentes de China.
Los franceses piden a Europa tomar medidas urgentes en varios apartados: por ejemplo, nuevos derechos de aduana para los mencionados coches eléctricos chinos (es decir, aranceles más agresivos), establecer un mínimo de contenido local para los vehículos vendidos en Europa y, con vistas a la fecha del 2035, incluir una excepción para los vehículos alimentados por los e-fuels y los biocombustibles, así como apostar por los E-Cars, una categoría de coches eléctricos pequeños, asequibles y europeos que reactive el mercado de masas.
Fuente | Automobile-Propre