
Las baterías de sodio bajarán hasta los 40 dólares/kWh y amenazan el dominio del litio
Las baterías de sodio avanzan con fuerza como alternativa al litio. Más baratas, seguras y con materiales abundantes, y ahora con perspectivas de seguir profundizando en su menor coste de producción que las estimaciones sitúan en apenas 40 dólares el kWh.

La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) ha publicado un informe en el que analiza el potencial de las baterías de sodio como alternativa real y competitiva frente a las ya consolidadas baterías de litio. Aunque aún queda mucho camino por recorrer, algunos fabricantes ya ven factible alcanzar costes de fabricación tan bajos como 40 dólares por kWh, lo que supondría un antes y un después para su uso en coches eléctricos y almacenamiento energético a gran escala.
Este tipo de baterías comenzaron a ganar visibilidad en 2021, cuando los precios del carbonato de litio se dispararon. Aunque desde entonces el mercado del litio se ha estabilizado, el interés por las SIB sigue creciendo gracias a sus ventajas estructurales y de costes. El sodio es mucho más abundante que el litio: está presente en la corteza terrestre en cantidades 1.000 veces superiores, y en los océanos es 60.000 veces más abundante, lo que reduce significativamente la presión sobre la cadena de suministro.

Pero más allá de la disponibilidad, hay otra ventaja clave: el precio. Entre 2020 y 2024, el carbonato de sodio se ha movido entre los 100 y los 500 dólares por tonelada, mientras que el carbonato de litio ha oscilado entre 6.000 y 83.000 dólares por tonelada. Esta diferencia brutal de costes se refleja también en los componentes necesarios para fabricar las celdas: mientras las baterías de litio necesitan cátodos caros y colectores de cobre, las de sodio pueden usar materiales más asequibles como el manganeso, el hierro o el aluminio.
El futuro del socio: promesas pero algunas dudas

En estos momentos, la tecnología aún está en una fase temprana de desarrollo, lo que significa que todavía hay mucho margen para mejorar el rendimiento y reducir costes. IRENA señala que la capacidad de producción de baterías de sodio alcanzará los 70 GWh en 2025, con una gran concentración en China y un claro predominio de químicas basadas en óxidos metálicos en capas. Para finales de la década, la previsión es que esta capacidad escale hasta los 400 GWh anuales, aunque las estimaciones de demanda oscilan entre 50 y 600 GWh, reflejando la incertidumbre que aún rodea a esta tecnología.
En cualquier caso, más allá del coche eléctrico, el sodio también podría jugar un papel relevante en el almacenamiento estacionario. IRENA destaca su buen comportamiento térmico, su vida útil competitiva y su mayor seguridad frente a otras tecnologías, lo que las convierte en una opción muy válida para entornos de temperaturas extremas, donde podrían incluso superar a las baterías de litio.
Eso sí, la agencia insiste en que no deben considerarse un reemplazo total de las baterías de litio, sino más bien una solución complementaria que podría descongestionar el mercado del litio y reforzar la seguridad de la cadena de suministro global.
En palabras del informe: “El éxito a largo plazo de las baterías de sodio dependerá de varios factores, como el coste y la disponibilidad de materiales. Cualquier cuello de botella en la cadena de suministro del litio o subidas de precio podrían favorecer su adopción, mientras que una reducción adicional en el coste del litio podría frenarla”.
Sea como sea, parece que las baterías de sodio están cada vez más cerca de convertirse en una opción real, asequible y sostenible para electrificar el transporte y estabilizar las redes eléctricas del futuro.
Fuente | IRENA


