
Renault, Stellantis y Volkswagen activan las alarmas por falta de chips
Europa se asoma a una nueva crisis de producción por la escasez de semiconductores. Las tensiones con China ha paralizado las exportaciones de uno de los suministradores clave para Europa, la holandesa Nexperia, que ha provocado preocupaciones en Volkswagen, Stellantis y Renault.

La industria del automóvil en Europa vuelve a estar en alerta. Las tensiones geopolíticas con China han desencadenado un nuevo bloqueo en la cadena de suministro de semiconductores, y todo apunta a que los efectos empezarán a sentirse en cuestión de semanas. Esta vez, el epicentro es Nexperia, un fabricante clave de componentes electrónicos con sede en los Países Bajos pero controlado por el grupo chino Wingtech.
A finales de septiembre, el gobierno neerlandés intervino temporalmente Nexperia, amparándose en una ley de seguridad nacional. Una medida tomada a instancias de Estados Unidos, preocupado por evitar que tecnologías sensibles terminen en manos chinas. Como respuesta, China bloqueó el 4 de octubre las exportaciones desde las fábricas del grupo en su territorio. El resultado: cadenas de suministro detenidas y una posible repetición de la crisis de 2021, esta vez con un matiz aún más preocupante.

Nexperia suministra alrededor del 60% de su producción al sector de la automoción. Y los coches eléctricos, al necesitar hasta tres veces más chips que un modelo con motor de combustión, son los primeros en estar bajo amenaza. Si el bloqueo se mantiene, los fabricantes europeos podrían quedarse sin stock en apenas dos o tres semanas.
Según indica Reuters, Volkswagen, Stellantis y Renault ya han activado sus protocolos de emergencia ante esta situación, y desde la patronal de la automoción alemana, VDA, han avisado de posibles paros de producción inminentes por unos stocks que se agotarán en cuestión de días.
Una industria que sigue dependiendo demasiado del exterior

Tras el colapso logístico de 2021 provocado por la pandemia, los fabricantes invirtieron grandes esfuerzos en diversificar sus proveedores y alejarse de la dependencia absoluta de Asia. Sin embargo, la crisis actual demuestra que, más allá de la voluntad, el control de la producción sigue estando muy concentrado. Pese a los intentos de recurrir a otras compañías como Infineon o STMicroelectronics, los expertos reconocen que la transición no es fácil, rápida ni barata.
Una nueva sacudida geopolítica que deja claro que la industria del coche eléctrico europeo sigue siendo muy vulnerable. La fabricación de un solo vehículo moderno depende de cientos de microcomponentes: transistores, reguladores, diodos...y los grupos europeos han estado más preocupados por cumplir con sus objetivos económicos a corto plazo y salvar sus bonus, que en invertir en diversificar sus fuentes de suministro.
Ahora estos grupos pueden verse en el dilema de qué elegir. Si reservar los chips para los coches eléctricos, priorizando el stock a este tipo de vehículos, o dividir el suministro y reducir la producción.
En ambos casis el riesgo es evidente. Por un lado pueden ver caer sus ventas de coches con motor de combustión, con el impacto económico, y por el otro pueden incumplir los objetivos de emisiones y sufrir fuertes multas de la UE el próximo año. Dos escenarios muy preocupantes para unos grupos europeos muy dependientes de China.


