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Las baterías para coches eléctricos nunca han sido más baratas. 209 dólares el kWh, un 24% menos que en 2016

Uno de los puntos críticos para un coche eléctrico son sus baterías. Estas determinan aspectos como su autonomía, peso, pero también su precio. Es por eso que desde hace años las empresas involucradas trabajan para lograr rebajar un precio que se ha visto reducido de forma drástica en los últimos siete años.

En 2010, el inicio de esta era del coche eléctrico moderno, el coste del kWh estaba en torno a los 1.000 dólares. Algo que suponía que el pack de un Nissan LEAF de primera generación superase por si solo los 20 mil euros. Algo que suponía casi el 50% del coste del vehículo en aquel momento.

Pero desde entonces se ha producido una abrupta bajada en cada ejercicio, que se ha confirmado este año donde el precio del kWh ha llegado a los 209 dólares. Una cifra que supone una quinta parte de su coste en 2010, y un 24% menos que hace apenas un año.

Las estimaciones de precios se basan en una encuesta de la división de energía de Bloomberg entre más de 50 compañías, que reflejan una bajada de precio fruto del aumento en la fabricación de baterías y  las consecuentes economías de escala que conllevan. Algo que tiene su reflejo en otros nichos que no se beneficiarán tanto de esta bajada por culpa precisamente de la comentada escala.

Por ejemplo los fabricante de sistemas de almacenamiento estacionarios, como los que se usan en instalaciones solares, tendrán que pagar un 51% más que los fabricantes de coches debido a que contarán con volúmenes de pedidos mucho más bajos. Pero a pesar de ello, también se beneficiarán de la caída de precios.

Esta tendencia de bajada de precio según Bloomberg, tendrá continuidad en los próximos años. La culminación estiman que llegará en torno al año 2025, cuando el precio habrá logrado bajar hasta los 100 dólares el kWh. Una cifra en la que muchos expertos han coincidido como clave en el desarrollo del coche eléctrico gracias a que permitirá no sólo poner en la calle modelos con precios similares a los dotados de motor de combustión, sino que incluso más baratos.

Un coste del kWh más económico que sumado a la evolución de las propias baterías, con cada vez más densidad energética, permitirá a los fabricantes ofrecer cada vez coches con más autonomía con precios cada vez más competitivos. Algo que supondrá que en 2025 no será raro ver coches con más de 50 o 60 kWh a precios populares. Sin duda un hito que disparará las ventas.

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Vía | Bloomberg

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