Plan 2000E o como mantener un sistema insostenible de forma artificial

Desde hace muchos años los diferentes gobiernos han apoyado un sistema de movilidad totalmente insostenible, que solamente beneficia a las empresas y a los presupuestos del propio gobierno, más preocupados por mantener los sillones de mando que avanzar en beneficio de la sociedad, ahora el gobierno sigue apostando por las ayudas directas que solamente consiguen retrasar una muerte anunciada.

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Este artículo roza la ciencia ficción, no debe tomarse al pie de la letra, consulte a su farmaceutico en caso de dudas.

Este año el gobierno se ha gastado 200 millones de euros más los 40 que necesitará hasta diciembre, mientras la inversión en infraestructuras y ayudas a la compra de vehículos eléctricos es de solamente 8 millones de euros, la diferencia salta a la vista. Y no pretendemos que se elimine una industria económicamente muy fuerte en nuestro país, lo que sucede es que es un sector que sufre ciertos paralelismos con otros sectores que tras años y años de ayudas públicas han muerto por su poca inversión en investigación o diversificación.

La industria minera asturiana, la naval de Ferrol…son muchas las que han vivido de las ayudas públicas y pocas las que han avanzado. El sector del automóvil corre el riesgo de seguir ese camino, por lo tanto es indispensable comenzar a retirar las ayudas directas a la compra paulatinamente y que sean los constructores los que las asuman e invertir ese dinero en nuevas tecnologías que eviten, poco a poco, la fuga de cientos de miles de millones de euros que nuestro país sufre cada año.

Se nos escapan mediante el petroleo, que además suma un grado de dependencia exterior muy peligroso, las importaciones de vehículos, aunque tengamos una industria la importación de vehículos de Francia, Alemania, Republica Checa, Japón…es muy importante.

Por lo que una industria automovilística eléctrica nacional tendría múltiples beneficios para nuestra sociedad, tal vez demasiados para algunos. Aumentarían los puestos de trabajo en varios sectores, no solo la fabricación si no también las energías renovables (en Inglaterra se estima en casi un millón de trabajadores en este sector antes del 2015) se reduciría la fuga de capitales a países poco democráticos, Venezuela, Irán, Arabia Saudita, Rusia, los componentes de China… y de paso se mejoraría la calidad del aire en las ciudades más contaminadas (en Madrid la semana pasada han llegado a un nivel peligroso)

Las formas de movilidad sostenible tienen otro factor a favor y es que un coche con motor térmico, además de contaminar, cuando termina su vida útil se envía al desguace donde se aprovechan algunas piezas, pero es un proceso que lleva tiempo y quema mucha energía, por el contrarío un coche o moto eléctrica, cuando termina su vida útil, las baterías, con un simple cambio de las mismas el coche sale del taller, o en nuestra propia casa, practicamente nuevo y además las propias baterías se mandan a reciclar, no es lo mismo reciclar un coche que un pack de baterías. Esto es ideal para los que hacen un uso intensivo del coche, moto o furgoneta ya que cada x años tienen que cambiar el vehículo por uno nuevo, en este caso la mayor inversión inicial se amortiza desde el primer kilómetro.

Vemos cada día como los diferentes países Europeos están cogiendo posiciones en la nueva tecnología, todos menos España a la que solamente Renault ha salvado del más absoluto ridículo al anunciar la fabricación de un modelo en su planta de Valladolid, mientras tanto Portugal, Francia, Alemania, Inglaterra,Noruega, hasta la India superan a nuestro país en desarrollo de tecnologías de transporte sostenible.

Un síntoma claro de la sintonía del gobierno con la industria son los impedimentos que la administración pone a los que se tratan de homologar conversiones caseras que cumplen todas las normas de seguridad pero que corren el riesgo de superar en prestaciones y precio a los modelos de serie, países como Portugal facilitan la tarea con una simple visita a la itv que comprueba que todo está en regla.

Además si hay un país en Europa que pueda albergar un parque de coches eléctricos es España, que dispone de recursos de sobra, eólica, solar, hidrográfica, ciclo combinado, maremotriz…y poco a poco se está avanzando y mejorando, la pregunta es ¿por que la industria del automóvil no sigue esos pasos? La respuesta la podemos encontrar al principio, están atados a un sistema que ha funcionado durante 100 años y que les beneficia, y ningún gobierno tiene valor suficiente para cambiarlo por miedo a perder el poder, y claro en España, como en casi todos lados, primero es ganar las elecciones y después el trabajo por la sociedad, por ese triste orden.

Por lo tanto está en nuestras manos cambiar las cosas, no podemos esperar a que los políticos lo hagan ya que estos irán en la dirección del viento, podemos hacer cosas tan sencillas como no comprar más coches a combustión (alargar la vida del que tenemos) comprar solamente marcas que apoyen el desarrollo de los coches eléctricos (Nissan, Chevrolet, Mitsubishi, Tata, Subaru…) y marginar a los que la están frenando (Volkswagen a la cabeza)