Uno de los principales obstáculos a los que se tienen que enfrentar los coches eléctricos a la hora de mejorar la percepción del gran público hacia ellos son la ausencia de una mínima red de puntos de recarga, un problema que en algunos lugares se ha convertido en crónico a pesar del mandato de la Comisión Europea que obliga a los estados de la unión a lograr unos mínimos antes del 2020.
Pero mientras lugares como España parecen más preocupados en otros asuntos, otros como Francia han dado un paso al frente conscientes de la importancia de este sector para el correcto desarrollo de una industria en la que su país es uno de los protagonistas, y donde un grupo de empresas privadas y el gobierno han creado un organismo destinado a la expansión y explotación de los sistemas de recarga mediante el desarrollo de herramientas como el pago universal con una única tarjeta.
De esa forma Renault , EDF y GDF Suez se asocian con la Caisse des Dépôts para la creación de Gireve SAS, una empresa público-privada que se dedicará al desarrollo de una plataforma de gestión de datos compartidos para los usuarios, además de herramientas como sistemas de localización de los propios puntos y la conectividad con los mismos desde el coche o un teléfono para saber si estos están libres.
Otro de los objetivos es lograr que el cliente pueda utilizar y pagar en ese punto de recarga incluso cuando el operador del mismo no sea el que tiene contratado, un servicio nacional de roaming destinado a fomentar el desarrollo de servicios de recarga de coches eléctricos, que tendrán la premisa de ser terminales unos protocolos de comunicación estándar entre el coche eléctrico y la estación de carga, y que además sean accesibles a todos los coches eléctricos, una política destinada a que los propietarios de coches eléctricos no dependan de diferentes tarjetas según la ciudad a la que acudan y que tiene el objetivo de mejorar en la medida de lo posible la experiencia del cliente.
En estos momentos Francia cuenta con 2.500 puntos de recarga públicos, una cifra muy lejos de los 400.000 que se ha marcado como objetivo antes del 2020 y que permitirá moverse por todo el territorio galo en un coche eléctrico, y también portando una única tarjeta, una iniciativa que nos muestra que dado el poco interés del capital privado en esta tecnología, el gobierno debe tirar del carro e incentivar la paulatina entrada de capital que mejore las infraestructuras existentes.
Fuente | Renault