El Jaguar I-Pace es un coche que está dando mucho que hablar en los últimos tiempos. El SUV de Jaguar, rival de modelos como el Mercedes-Benz EQ C, el BMW iX3 o el Tesla Model Y (los cuales todavía no han llegado al mercado), ha convencido a todos los que lo han probado gracias a sus buenas prestaciones, alta tecnología y buena autonomía en condiciones reales.
En líneas generales, los SUV suelen ser modelos orientados a la conducción por carreteras asfaltadas. A pesar de su aspecto inspirado en los todoterreno y su mayor altura libre al suelo respecto a un turismo, este tipo de vehículos no suelen estar indicados para una conducción por pistas, pues la configuración de sus suspensiones y sus ángulos de ataque y salida suelen estar diseñados para maximizar la eficacia en carretera y la aerodinámica, no el rendimiento por campo.
Sin embargo y contra todo pronostico, este no parece ser el caso del nuevo Jaguar I-Pace. El modelo ha sido pensado para su uso en carreteras asfaltadas, como la inmensa mayoría de SUV, pero guarda algunas sorpresas a la hora de encarar pistas enfocadas a la conducción off-road.
El medio Fully Charged ha probado el SUV deportivo en tres terrenos diferentes: carretera abierta, un circuito de carreras, y un circuito off-road. En los primeros se desenvuelve como se espera: en carretera es ágil, dinámico y confortable, mientras que en circuito se ve beneficiado por su bajo centro de gravedad y por sus suspensiones neumáticas, que se pueden endurecer para mejorar la respuesta del coche en conducción deportiva.
Sin embargo, la gran sorpresa se da en el circuito off-road. Allí, los periodistas seleccionan la altura más elevada para la suspensión de las tres disponibles, así como el modo confort (es decir, el de menor dureza en los amortiguadores). Con este set-up, el I-Pace resulta sorprendentemente eficaz. La tracción integral de la que hace gala el modelo, así como el elevado par de sus dos motores eléctrico, completan la ecuación. Así, el coche mantiene en todo momento la compostura y una buena motricidad combinadas con unas prestaciones elevadas, resultando ser un vehículo muy competente en estos terrenos.
Esto se puede deber en parte a Land Rover, marca hermana de Jaguar. Lo más probable es que la marca de todoterrenos inglesa haya colaborado en el desarrollo de la plataforma del I-Pace para lanzar su propio SUV eléctrico en el futuro, lo que habrá servido para dotar al coche de cierta desenvoltura en pistas.
Fuente | Fully Charged
