El otro día Elon Musk hablaba sobre la campaña que hay contra Tesla, y que el máximo responsable del fabricante americano afirmaba procedían principalmente de la industria de los combustibles fósiles que los ven como un enemigo al que hay que parar los pies. Según Musk, sus negocios está siendo atacados porque «Tesla está afectando a poderosos intereses. Las grandes compañías automotrices y las petroleras no son conocidas por su comportamiento amable».
Esto lo podemos ver a diario en artículos y mensajes en las redes sociales donde se retuercen los datos para ofrecer una imagen negativa del fabricante de Palo Alto. Unas veces son ciertas, pero la mayor parte son datos fuera de contexto y comparaciones sin sentido. Uno de los últimos ejemplos de estas malas prácticas las tenemos en este artículo que firma un periodista australiano especializado en automóviles.
Este analiza al fantástico Jaguar i-Pace. Todo un éxito a nivel de premios y reconocimientos, al que analiza y compara con algunos de sus rivales más cercanos. Hasta aquí todo normal. Compara pros y contras del SUV británico, así como propone alternativas como el nuevo Mercedes EQC, y el Tesla Model X.
Del Mercedes se limita a indicar sus características técnicas, no añade precio, e indica que su autonomía será de «más de 450 kilómetros» cuando su homologación WLTP es de 416 kilómetros.
La parte más curiosa es la relativa a Tesla, y es lo que nos lleva de nuevo a pensar en la conspiración. Y es que a este lo describe de una forma algo más profunda, y además de destacar su amplia batería de 100 kWh, y su fulgurante aceleración, critica las «raras puertas traseras» y la mala calidad de fabricación. No indica nada sobre su autonomía, la cual con sus 505 km WLTP supera de largo a los otros dos modelos. Tampoco mencionan otros aspectos positivos del Model X, como su enorme capacidad de carga, en la que también cuenta con una aplastante superioridad frente al i-Pace o el Mercedes, ni su equipamiento tecnológico, con elementos como el sistema Autopilot.
Pero no termina ahí la cosa. Entre las conclusiones sobre qué coche recomienda, se decide por el i-Pace ya que tiene un conjunto más completo que el resto, y decide no recomendar al Tesla «por las dudas sobre su viabilidad económica».
Evidentemente debe ser la primera vez que podemos leer un análisis de un coche en el que uno de los factores para no recomendar una compra son las dudas sobre el futuro económico de dicha marca. Ni cuando quebró General Motors, ni ahora con el futuro en duda de grupos como FIAT, vemos que estos movimientos económicos sean relevantes a la hora de decidir o no la compra.
Pero es que si ese es un motivo, este periodista se olvida deliberadamente que el grupo Jaguar-Land Rover está atravesando también una fase de turbulencias económicas debido a las débiles ventas, que ha provocado en los 3 primeros trimestres del 2018 se hayan cerrado con 3.900 millones de euros de pérdidas. Y este 2019 no ha empezado tampoco demasiado bien con un primer trimestre que ha registrado unas pérdidas de 308 millones de euros.
Unas Jaguar-Land Rover atrapada por una caída abrupta de sus ventas en su principal mercado, China, también por su exposición a las cada vez menos populares motorizaciones diésel, y a la incertidumbre sobre como se solucionará el Brexit, que cada vez pinta peor para los fabricantes con plantas en el Reino Unido.
Motivos por los cuales descartar la opción de Tesla por cuestiones de la marcha económica de una compañía es algo a todas luces fuera de lugar, sobre todo si no se hace con todas de igual manera.
Vía | Heraldsun
