En una serie de recientes tweets, el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, ha afirmado que el fabricante de coches eléctricos está siendo víctima de la industria petrolífera y de las marcas automovilísticas tradicionales. Esta no es la primera vez que el directivo realiza declaraciones similares, pues durante una conferencia en 2016, Musk afirmó que «la gente tiene que rebelarse contra la propaganda de la industria de los combustibles fósiles, que es implacable y enorme».
Ahora, el director ejecutivo se muestra convencido de que existe una campaña del miedo contra Tesla que cada vez se recrudece más. De acuerdo con Musk, sus negocios está siendo atacados porque «Tesla está afectando a poderosos intereses. Las grandes compañías automotrices y las petroleras no son conocidas por su comportamiento amable. SpaceX está luchando contra los principales contratistas militares estadounidenses y los programas espaciales de los gobiernos nacionales».
Lo cierto es que en los últimos tiempos los resultados económicos de Tesla han sido muy mejorables, pues las pérdidas se suceden, y si la firma no consigue remontar y revertir la situación, en menos de 10 meses se quedará sin efectivo. Una situación que se dará incluso a pesar de su reciente ampliación de capital y que podría llevar a la bancarrota de la compañía estadounidense.
Aparentemente, los bajos números registrados por Tesla podrían deberse tanto a la bajada en la demanda de los Model S y Model X, que se están viendo afectados por su veteranía y por la llegada del Model 3 (en septiembre ambos modelos recibirán un restyling que debería permitirles mantenerse competitivos hasta la llegada de sus sustitutos), así como por el estancamiento en la demanda del propio Model 3, que hasta ahora debía su gran éxito a todas las reservas acumuladas.
A esto habría que sumar los esfuerzos que está realizando la firma para completar la Gigafábrica 3 de Shanghái, que estará operativa antes de que finalice el año, así como para terminar el desarrollo de los Model Y, Semi y Roadster, entre otros modelos que la marca quiere poner a la venta a corto plazo. Un ambicioso programa de lanzamientos que sin embargo podría truncarse por la mala marcha económica de la empresa.
A pesar de las acusaciones de Elon Musk, lo cierto es que tanto las marcas tradicionales (Volkswagen, la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, BMW, Daimler, Hyundai, Ford, General Motors…) y algunas petroleras (Shell, BP…) se muestran comprometidas con el coche eléctrico, y poco tienen que ver con los diversos problemas de producción que está experimentando Tesla en los últimos tiempos.
Yeah, the fear, uncertainty & doubt propaganda campaign being pushed by those betting against Tesla has reached new heights
— Elon Musk (@elonmusk) May 29, 2019
Fuente | Twitter