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Citroën se transformará en una marca low-cost para rivalizar con Dacia. ¿Su primer modelo asequible? El cuadriciclo eléctrico Ë-Ami, que costará menos de 10.000 euros

Desde su creación en 1919, los productos de la marca Citroën siempre tuvieron dos personalidades muy diferenciadas: o bien eran coches asequibles para el gran público, o bien eran lujosos automóviles con tecnología de vanguardia. La firma, que fue la primera en Europa en implantar la producción en serie, lanzó en 1922 el Type C (conocido como Citroën 5CV o Citroën 5HP), un pequeño modelo de bajo coste que gozó de gran éxito y que además fue todo un pionero al dirigirse también al público femenino en una época en la que los automóviles todavía eran conducidos mayoritariamente por hombres.

En los años 30, André Citroën, patrón de la compañía, lanzó el que sería su último desarrollo: el Traction Avant, un avanzadísimo modelo con chasis monocasco de acero y tracción delantera que asentó las bases del automóvil moderno. De cierta forma, podríamos decir que el Traction Avant es el padre de los coches actuales.

A finales de los años 50, la «bipolaridad» de Citroën alcanzó su apogeo. En aquella época, su gama estaba formada por dos únicos modelos: el 2CV, un espartano automóvil que se configuraba como el coche más barato del mercado francés; y el DS «Tiburón», una avanzadísima berlina que gracias a tecnologías como la suspensión hidroneumática se coronaba como el coche más avanzado no de Francia, sino probablemente del mundo entero.

Sin embargo, estas dos marcadas personalidades que convivieron en el seno de Citroën desde sus inicios comenzaron a difuminarse tras su adquisición por parte de Peugeot a mediados de los años 70, lo que llevó a una lenta pero inexorable racionalización de la gama Citroën. En la historia reciente, podemos citar dos momentos clave que han supuesto el adiós definitivo a la vieja Citroën que muchos tanto admirábamos.

La primera fue la creación de la submarca DS en 2009 y su transformación en una marca premium independiente en 2014. Con este movimiento, Citroën perdió la mitad de su «personalidad», la constituida por los avanzados coches de lujo que fueron los DS, CX o XM. Además, también se le arrebató parte de su pasado, pues su icónico DS «Tiburón» ahora sirve como estandarte para una marca de nueva creación.

La segunda fue la pérdida de la histórica suspensión hidroneumática, que murió en 2017 con la desaparición del C5 de segunda generación. Sin embargo, el reposicionamiento de Citroën todavía no ha terminado: de acuerdo con algunos medios franceses, a partir de 2023 pasará a ser una marca estrictamente low-cost para competir contra la exitosa Dacia, propiedad de Renault.

El hueco entre la nueva Citroën de bajo coste y la aspiracional Peugeot lo ocupará Opel, que se convertirá en la marca generalista del grupo PSA. DS por su parte continuará siendo la división premium del conglomerado francés. Así, de la antigua Citroën solo quedará una mitad, la enfocada a la producción de coches asequibles como el 2CV. La otra mitad ahora pertenece a DS.

El primer modelo de la nueva Citroën será el Ë-Ami, un cuadriciclo eléctrico biplaza rival del Renault Twizy que se presentará el próximo 27 de febrero. Basado en el prototipo Citroën Ami One Concept del año pasado, el Citroën Ë-Ami tendrá un precio inferior a los 10.000 euros y se fabricará en la planta marroquí de Kenitra. Está previsto que Citroën apenas produzca unas 11.000 unidades anuales de este modelo, estando la mayoría de ellas destinadas a servicios de carsharing (PSA dispone de su propia división de carsharing, Free2move). Esta limitada producción se deberá a su homologación como cuadriciclo.

Dotado de un chasis tubular como el del Renault Twizy, el Citroën Ë-Ami tendrá una velocidad punta de 45 km/h (como un ciclomotor, lo que permitirá utilizarlo sin carnet) y una autonomía de 100 km por carga, más que suficiente para los desplazamientos urbanos de la mayor parte de la población. Inicialmente PSA estudió resucitar las marcas SIMCA o Talbot para comercializar este cuadriciclo, pero finalmente Carlos Tavares (máximo responsable de PSA) decidió que lo mejor sería reposicionar a Citroën como una marca low-cost, algo que no gustó nada a Linda Jackson, directora ejecutiva de la firma francesa.

Fuente | L’Argus

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