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Dos compañías británicas preparan una Gigafábrica de baterías en Reino Unido con 4.400 millones de euros de presupuesto y 35 GWh de capacidad

La expansión de las ventas de coches eléctricos se ha topado el pasado año con un inesperado cuello de botella. La producción de baterías estaba por debajo de la demanda. Algo que ha provocado además de unos costes más elevados, también una limitación de ventas de algunos modelos. Es por eso que la ley de la oferta y la demanda ha provocado que cada vez más compañías apuesten por este negocio de futuro, al que ahora se ha sumado de forma inesperada una iniciativa británica que pretende poner en marcha una verdadera Gigafábrica en Reino Unido.

Esta son AMTE Power y Britishvolt, que han firmado un acuerdo nacido al calor de los avisos por parte de las instituciones de que si Reino Unido no apostaba por el coche eléctrico, y su ecosistema, se perderán cientos de miles de trabajo en la industria del automóvil. Algo que toma relieve si tenemos en cuenta que la única fábrica de baterías es la situada en la planta de Nissan en Sunderland, con apenas 2 GWh al año de capacidad.

Una cantidad insignificante si tenemos en cuenta que los propios informes del gobierno indican que para que Reino Unido sea competitivo, necesita desarrollar una capacidad mínima de 130 GWh al año para estar entre los cuatro principales fabricantes de coches de Europa. Algo que nos muestra el largo camino por recorrer.

Este acuerdo entre AMTE Power y Britishvolt, de llevarse adelante, supondrá una inversión de 4.000 millones de libras, unos 4.400 millones de euros. Un presupuesto considerable similar al que contará la Gigafábrica de Tesla en Nevada, y que esperan les permita alcanzar una capacidad máxima anual también similar a la instalación americana, unos 35 GWh anuales y crear unos 4.000 puestos de trabajo directos.

A su favor juega el fuerte respaldo público que está contado el sector de la innovación, tanto en la producción de vehículos como en la expansión de las energías renovables. Algo que se suma al robusto sistema de suministro y el acceso a mano de obra cualificada.

En su contra juega la falta de experiencia en la producción de elementos tan complejos y costosos como las celdas de baterías. También está la cuestión de los plazos y la futura competencia. Y es que como recordamos, otra de las iniciativas europeas, Northvolt, ya está en fase de construcción de su primera fábrica en Skellefteå, Suecia, que contará con una capacidad de producción máxima similar, 32 GWh, pero que no logrará hasta dentro de tres años.

Además está el resto de fábricas que están en proceso de ser levantadas, como la enorme instalación de CATL en Erfurt, Alemania, con una capacidad de hasta 60 GWh, o la de aquellas que ya están en marcha y están recibiendo ampliaciones, como la de LG en Polonia, que llegará a los 70 GWh.

Ahora queda por ver si AMTE Power y Britishvolt logran acceder a los enormes recursos que harán falta para levantar una Gigafábrica de baterías en Reino Unido, que tiene por delante un reto titánico que ayudará a seguir ampliando la capacidad europea de producción de baterías que va camino de acercarse al de sus rivales asiáticos.

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