La ciudad de Milán acaba de aprobar su nueva normativa de calidad del aire que obliga a todas las gasolineras a contar con puntos de recarga para coches eléctricos a partir de 2023.
El compromiso de la ciudad del norte de Italia entra dentro de las medidas por mejorar la calidad del aire que respiran sus ciudadanos puesta de manifiesto por la propia Unión Europea, que ha abierto procedimiento infractor contra el país transalpino por sus elevados niveles de polución PM 2,5, en ciudades como Milán, Venecia o Padova.
Con fecha 1 de enero de 2022 los distribuidores de carburante tendrán que presentar los proyectos necesarios para la instalación de los puntos de recarga de coches eléctricos que tedrán que estar terminados y puestos en funcionamiento en el plazo e 12 meses.
De esta forma en 2023 todas las gasolineras se convertirán en puntos de recarga para todo vehículo eléctrico multiplicando la oferta del municipio.
La medida coincide en el tiempo con la propuesta de Asspetroli, la asociación que aúna a los operadores independientes de gasolineras, que con sus 11.500 estaciones de servicio han decidido dar el salto al suministro de kilovatios para todos los coches que se mueven con energía eléctrica.
Dentro de las medidas aprobadas por el municipio milanés, destaca la prohibición de fumar en la calle y de de instalación de nuevas calefacciones de gasoleo o biomasa en los edificios de la ciudad.
La medida incluye la prohibición de usar sistemas de calefacción de gasóleo en las calefacción de edificios a partir de octubre de 2022.
Milán de esta forma anticipa soluciones que otras ciudades y gobiernos deberían haber adoptado, tiempo atrás, que pongan fin al freno en el desarrollo de una movilidad libre de emisiones nocivas.
La infraestructura actual que ofrece la red de estaciones de servicio a lo largo de la geografía nacional, permitirían una rápida expansión de la red de carga que el coche eléctrico necesita para implantarse como alternativa real.
Los actuales impedimentos administrativos y legislativos frenan la evolución de todo un sector de servicios y puestos de trabajo, que retrasan las oportunidades y el tiempo de implantación de una tecnología que ha llegado para quedarse.
Cada año que pasa sin abordar de una forma concreta y efectiva los cambios normativos necesarios para la implantación de una red de carga fiable y numerosa, disminuye la oportunidad de recucir las emisiones de gases nocivos y la creación de nuevos puestos de trabajo y oportunidades par ala sociedad.