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Europa tendrá que invertir 80.000 millones de euros para contar con una red de recarga de coches eléctricos que cubra los objetivos de la UE

Dentro de los planes de Europa para la reducción de emisiones y lograr cumplir los objetivos marcados en los acuerdos de París, está el de aumentar por 24 el número de coches eléctricos en nuestras carreteras para 2030. Una marca ambiciosa que supondrá aumentar de forma sustancial el número de puntos de recarga públicos. Ahora desde la Federación de la industria eléctrica europea (EURELECTRIC) han cuantificado cuánto costará afrontar este despliegue masivo.

El estudio indica que para el 2030, la flota europea habrá crecido hasta los 10.5 millones de vehículos en la carretera de un total de 63 millones. Para entonces, el segmento de autobuses habrá electrificado el 42% de su flota, seguido por turismos y furgonetas, que habrán logrado una cuota de vehículos en la calle del 17,5% y el 12% respectivamente.

Esto supondrá que para seguir el ritmo del mercado del ventas, o para que este logre los objetivos marcados, la red de recarga tendrá que expandirse de una forma rápida.

De los 213.000 puntos de carga de para coches eléctricos públicos existentes en Europa, solo un 14% son cargadores rápidos, algo que nos indica que están muy por debajo del objetivo. Según el estudio, se necesita una expansión que multiplique por 13 la actual cifra, lo que supondrá que se instalen al menos tres millones de puntos de carga públicos para 2030.

El estudio además indica que se necesitarán unos 20.000 millones de euros para el desarrollo de la nueva infraestructura de carga pública, y unos 60.000 millones de euros para la privada. Además serán necesarios otros 25.000 millones adicionales destinados a adaptar la red de distribución eléctrica allí donde sea necesario para atender el aumento de demanda.

Según Serge Colle, gerente de EURELECTRIC: “Electrificar el transporte es fundamental para que Europa cumpla sus estrictos objetivos de emisiones y cree un futuro descarbonizado. La transición de las flotas públicas y privadas en primer lugar allanará el camino, creando sinergias para el ecosistema de movilidad eléctrica subyacente y generando nuevas oportunidades comerciales. Sin embargo, lograr esto requerirá un enfoque centrado en la flota tanto desde el gobierno como desde la industria, así como un mayor enfoque en el cliente final con una mayor variedad de vehículos y una experiencia de carga perfecta. Está claro que ningún sector puede impulsar esta transición solo: la colaboración entre todos los actores de la movilidad eléctrica es fundamental para el éxito ”.

Opinión

Ahora la pregunta es ¿quién pagará la fiesta? Ya que hablamos de una ingente inversión que tendrá que realizarse por adelantado para lograr que las ventas aumenten. Una situación que nos vuelve a la pescadilla que se muerde la cola donde no se venden coches por que no hay puntos, y no hay puntos por que no se venden coches. Por lo tanto, alguien debe dar el primer paso.

Por otro lado recordar también la responsabilidad de las administraciones públicas, que no solo deben ofrecer incentivos a la instalación de una infraestructura estratégica para Europa en su búsqueda de reducir su dependencia energética, sino también deben engrasarse los mecanismo burocráticos para que estos no sean un freno a la hora de instalar y poner en marcha las nuevas instalaciones.

No solo eso, sino que además de no ser un estorbo, desde las diferentes instancias públicas deben darse los pasos para acelerar la puesta en marcha de las nuevas instalaciones, como por ejemplo obligando a los distribuidores de electricidad, ayuntamientos o demás involucrados, a dar respuesta rápida a las peticiones de los operadores que buscan instalar sus puntos.

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Fuente | EURELECTRIC

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