En plena era digital, casi cualquier persona disfruta de un acceso ilimitado a una cantidad ingente de información de todo tipo. Sin embargo, las fake news se están propagando más rápido que nunca. Las malas prácticas de algunos medios de comunicación y la rápida difusión que permiten las redes sociales han llevado a que, en ocasiones, sea difícil separar las noticias fidedignas de los simples bulos.
El caso que hoy nos ocupa es un buen ejemplo de esto último. Hace unos días, Volvo publicó un interesante informe en el que comparaba la huella de carbono de un modelo eléctrico (C40 Recharge) con la de uno de combustión interna (XC40) a lo largo de toda su vida útil, estimada en unos 200.000 km por la firma sueca.
Sin embargo, algunas páginas realizaron un análisis tergiversado de dicho estudio y, valiéndose de titulares como «Volvo dice que un coche eléctrico necesita casi 200.000 km para compensar el CO2 que se emite en su fabricación», hicieron viral una información falsa que ha sido compartida sin ningún tipo de rigor por los detractores de la electromovilidad.
En este artículo vamos a desmentir dicho bulo utilizando los datos facilitados por Volvo en su informe, siendo nuestro objetivo el de contrarrestar la actual ola desinformativa que no solo trata de frenar la adopción del coche eléctrico, sino que de un tiempo a esta parte inunda todos los campos, desde la actualidad política hasta los últimos avances científicos.
Un coche eléctrico contamina menos que uno térmico en todos los escenarios contemplados
En su estudio, Volvo compara las emisiones de dióxido de carbono de un XC40 de gasolina con las de un C40 Recharge, incluyendo las derivadas de su proceso de fabricación. Para calcular la huella de carbono de la electricidad empleada para cargar el C40 Recharge, Volvo contempla tres escenarios: energía de origen 100% renovable, el actual mix europeo (EU-28) y el mix mundial, dependiente en gran medida de la quema de combustibles fósiles.
Producir el C40 Recharge conlleva unas emisiones de dióxido de carbono un 70% superiores a las del XC40 térmico, la mayoría de ellas debidas al proceso de fabricación de las baterías. Aunque las emisiones derivadas del uso del vehículo son muy inferiores en el caso del modelo eléctrico, no se alcanza el punto de ruptura hasta varios miles de kilómetros.
Si cargamos el coche con energía de origen 100% renovable, dicho punto se alcanza a los 49.000 km. Con el mix europeo (EU-28) se logra la paridad a los 77.000 km, mientras que con el mix mundial a los 110.000 km. Las conclusiones del estudio son claras: tras haber cubierto 200.000 km, la huella de carbono de un coche eléctrico será siempre inferior a la de un modelo térmico.
Incluso en el escenario más desfavorable (mix mundial), las emisiones totales del C40 Recharge a lo largo de toda su vida útil serán un 15% inferiores a las del XC40 de gasolina. Con las condiciones más favorables (energía de origen 100% renovable), la huella de carbono del modelo térmico es más del doble que la del eléctrico.
Por este motivo, Volvo insiste en la necesidad de que autoridades e instituciones inviertan en el desarrollo de energías libres de emisiones, algo que permitirá mejorar sustancialmente la sostenibilidad del coche eléctrico. Sin embargo, los datos no mienten: un coche eléctrico no tarda 200.000 km en compensar las emisiones de dióxido de carbono generadas durante su fabricación.
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